En la celebración de la Virgen de Guadalupe, gratitud por una figura destacada en la cultura mexicana
En la Iglesia Católica de Santa Ana en Las Vegas, cientos de personas asistieron a la misa del viernes a mediodía para celebrar la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, donde se conmemora una aparición del siglo XVI de la Virgen María cerca de Ciudad de México que se ha convertido en un símbolo del orgullo latino y santa protección.
Los líderes de la iglesia dijeron a The Nevada Independent que ahora asistió más gente que en años anteriores.
La imagen de la Señora de Guadalupe destaca como símbolo de la fe que une a muchas comunidades religiosas latinas y de la identidad mexicana en particular.
Aproximadamente el 80 por ciento de los fieles de Santa Ana son mexicanos, estimó la directora litúrgica Fatima Lopez, lo que hace de la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe un día particularmente importante para la iglesia.
Las celebraciones de este año fueron únicas debido a la creciente preocupación por la inmigración en comunidades latinas de Nevada, según Miguel Corral, pastor de la iglesia.
“La inmigración es un tema candente en estos momentos”, declaró Corral a The Nevada Independent. “Les dije a los feligreses que pusieran todo en manos de Dios con la intercesión de Nuestra Señora de Guadalupe”.
La misa del viernes fue parte de varios días de celebraciones, que incluyeron cantos y danzas indígenas, misas durante el fin de semana en inglés y español, y un ritual de oración de nueve días conocido como la novena del rosario. Aproximadamente 1,350 personas asistieron a una misa el jueves pasado por la noche donde se corearon Las Mañanitas, una tradicional serenata de cumpleaños.
“Ella es nuestra madre. Somos mexicanos. Ella es nuestra reina”, explicó Jehnny Martinez, quien nació y creció en México antes de mudarse a Las Vegas en 1999 con su madre y su hermana. Ella y su hermana han asistido a la iglesia de Santa Ana durante años y acompañaron con instrumentos musicales la misa del viernes.
“Es algo que uno siente dentro de sí”, expuso Martinez mientras intentaba describir lo que significaba para ella celebrar a la Virgen de Guadalupe. “No puedo explicarlo con palabras”.
Orígenes de la festividad
La fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe marca el primer avistamiento de la Virgen Maria aprobado por el Papa en el Nuevo Mundo y su primera aparición ante un nativo.
Según la tradición, un indígena llamado Juan Diego Cuauhtlatoatzin vio a la Señora de Guadalupe en dos ocasiones distintas en diciembre de 1531.
En la primera aparición, Maria le indicó a Juan Diego que le pidiera al arzobispo que construyera una iglesia en el cerro del Tepeyac, ubicado en la actual Ciudad de México. Tras presenciar su segunda aparición de la Virgen Maria en presencia de un obispo, se construyó dicha capilla.
El resultado fue la Basílica de Guadalupe, que es uno de los sitios católicos más visitados del mundo y recibe peregrinaciones de millones de personas durante las celebraciones guadalupanas cada año.
En Santa Ana, emotivo elogio a una figura santa
En su sermón, Corral también pidió “paz para los líderes de todas las naciones” y “el fin de todas las guerras”.
Durante la misa, los feligreses cantaron himnos tradicionales, recibieron la comunión y fueron guiados en oración pidiendo por el fin de la pobreza, la violencia y otros males sociales. Un grupo de jóvenes feligreses también interpretó una danza indígena original para la multitud. Después de la misa, muchos fieles tuvieron la oportunidad de rezar a solas en un santuario de la Virgen Maria.
Varios feligreses expresaron a The Nevada Independent que celebraban a la Virgen de Guadalupe porque ella es una fuerza protectora para los mexicanos, cuidándolos con su mirada vigilante.
Garcia Espinoza lloró mientras hablaba sobre la festividad.
“Ella ha sufrido tanto por nosotros, siempre, siempre, siempre cerca”, subrayó Espinoza.
Espinoza ha asistido a los servicios en Santa Ana durante años y piensa que la creciente asistencia a las celebraciones de Guadalupe muestra cómo la influencia de la Virgen Maria se ha extendido en la propia vida de Espinoza.
“Cada año se hace más grande en todos los pueblos, en cada hogar, en todas partes”, observó. “Antes, sólo era en México, pero ahora está en todas partes”.