Legisladores de Nevada esperan que visitantes del Lago Tahoe lleven sus propias botellas de agua

Esta nota fue traducida al español y editada a partir de una versión en inglés.
Esta es una versión editada para brevedad a partir del boletín en inglés Indy Environment.
El Lago Tahoe es famoso por sus aguas cristalinas. Pero las playas, lugares populares para tomar el sol, hacer días de campo y otras actividades, tienen un problema: Las botellas de plástico.
Las botellas plásticas de agua que se usan una sola vez son uno de los residuos más comunes que se encuentran en los alrededores del Lago Tahoe, y regularmente superan en número a latas de aluminio, tapas de las botellas y envolturas de alimentos que recogen voluntarios.
Tanto en el lado californiano del lago como en el nevadense, voluntarios de las campañas de limpieza que organiza el grupo Keep Tahoe Blue han recogido más de 24,000 botellas de plástico en la última década. Entre 2023 y 2024, los voluntarios retiraron más de 2,000 botellas de plástico solo del lado de Nevada.
Una iniciativa de la Senadora estatal Demócrata Melanie Scheible prohibiría la venta de botellas plásticas de agua de un solo uso en el lado de Nevada del Lago Tahoe.
La propuesta SB324 se basa en iniciativas similares. En la Ciudad de South Lake Tahoe en California se prohíbe la venta de botellas de agua de plástico de un solo uso que contengan menos de 1 galón de líquido y, a partir del 22 de abril, el pueblo de Truckee tendrá una ordenanza similar.
“Este proyecto de ley proviene de la gente local que vive en el Lago Tahoe, que lo visita, que lo ama y que realmente quiere mantener la belleza del lago para las futuras generaciones”, dijo Scheible en una entrevista.
Es parte de la cultura Tahoe llevar una botella rellenable
Si la propuesta se aprueba, los departamentos locales serán responsables de hacer cumplir el proyecto de ley a partir del 1 de enero — los infractores recibirán una advertencia, seguida de multas en incrementos hasta $500 dólares por infracción por año.
Pero restringir el acceso al agua embotellada obstaculizaría las opciones de las personas para una alternativa de bebida más saludable, quizá perjudicaría a los pequeños negocios, y no lograría alcanzar las metas ambientales, argumentaron las asociaciones Internacional de Agua Embotellada y de Bebidas Estadounidenses.
Este no es el primer intento de Scheible. En 2019, presentó una iniciativa que habría iniciado un programa piloto para agregar un depósito a las compras de botellas, similar a programas de California y Oregón.
Ese proyecto de ley no se aprobó.
Defensores de la SB324 esperan que la gente lleve su propia agua en un recipiente que se pueda usar varias veces, o que use cualquiera de las estaciones gratuitas en los alrededores de Tahoe Basin para llenar sus propias botellas con agua (tratada) del lago.
“Es una parte cada vez más común en la cultura enTahoe, llevar la botella y llenarla antes de salir por el día”, dijo Noa Banayan, gerente de asuntos gubernamentales de Keep Tahoe Blue, durante la audiencia del 1 de abril sobre el proyecto de ley.
Los consumidores seguirán teniendo la opción de comprar agua en cajas o latas, u otras bebidas como sodas que se venden en botellas de plástico. La diferencia radica en que, según Banayan, las personas pueden ir a una estación de recarga y tener acceso a agua de primera calidad, mientras que no hay llaves que permiten acceder a sodas gratis.
“Nos estamos enfocando en las botellas de agua de plástico porque tenemos esta increíble alternativa con el agua de llave de Tahoe”, dijo Banayan.

El plástico en cifras:
- Se calcula que cada minuto se venden un millón de botellas de plástico en todo el mundo.
- Al menos 15 millones de toneladas métricas de plástico llegan al océano cada año. Se estima que hay casi 1 libra de plástico por cada 3 libras de peces en el océano.
- Menos de un tercio de todas las botellas de plástico se reciclan.
- Transportar materiales reciclables a través de las fronteras estatales es ilegal: En 2020, 11 personas fueron detenidas bajo sospecha de dirigir una operación de reciclaje en la que se transportaba plástico vacío, aluminio y vidrio desde Nevada y Arizona a California, lo que costó al fondo de reciclaje de California más de $2 millones.