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Para cientos de refugiados Nevada es su hogar, pero podría haber menos admisiones

Yazmin Beltran
Yazmin Beltran
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La administración del Presidente Donald Trump reducirá el número de refugiados que podrán entrar a los Estados Unidos. Así lo anunció este 17 de septiembre el Secretario de Estado Mike Pompeo.

A partir del próximo año fiscal 2019 la nueva cifra será de 30,000 refugiados, un tercio menos con respecto al período actual de 45,000 admisiones, y el tope más bajo desde que el programa se estableció en 1980, lo que podría afectar a miles de personas provenientes de países en situaciones vulnerables, y a organizaciones que les brindan ayuda.

Ese es el caso de Sorat, un refugiado de Afganistán quien radica en Las Vegas y trabajó brindando asistencia al Servicio Militar de los Estados Unidos durante los conflictos en su país natal.

“Yo vine a este país por seguridad, por un lugar seguro para mi familia. Aún tengo a mi familia allá. Tengo a mi hermano quien está por terminar la universidad el próximo año”, dijo Sorat, este 21 de septiembre a The Nevada Independent en Español en las instalaciones de Caridades Católicas del Sur de Nevada. “Cada vez que sale, mis hermanas, mi madre y yo no sabemos si va a regresar a casa. En mi país, si estás vivo ya corriste con suerte”.

Pompeo agregó que este nuevo cupo reflejaba el compromiso de proteger a los más vulnerables alrededor del mundo, y que se debe continuar investigando de manera responsable a los solicitantes para evitar la entrada a aquellos que podrían perjudicar al país.

"La política mejorada de refugiados de esta administración sirve al interés nacional de los Estados Unidos y amplía nuestra capacidad de ayudar a los necesitados en todo el mundo", dijo Pompeo al anunciar el cambio el mes pasado. "Continuaremos asistiendo a los más vulnerables del mundo sin perder de vista nuestro primer deber, servir al pueblo estadounidense".


Pompeo dijo que los solicitantes deben seguir siendo investigados responsablemente para mantener alejados a los que podrían dañar al país. Añadió que el recorte en la admisión de refugiados debería verse bajo el contexto de que los Estados Unidos brindan ayuda extranjera y permiten que cientos de miles de personas que ya se encuentran en el país soliciten asilo.

“Estas figuras de expansión, continúan con el largo historial de Estados Unidos como la nación más generosa del mundo en lo que respecta a la inmigración basada en la protección”, aseguró Pompeo.

Pero los críticos dicen que la medida para reducir el límite de refugiados debido a un número creciente de solicitantes de asilo está enfrentando a los dos grupos.

Diferencia entre refugiados y solicitantes de asilo

El Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos (USCIS) define a un refugiado como alguien que se encuentra fuera de su país natal y no puede o no quiere regresar debido a un temor fundado de persecución relacionado con la raza, religión, nacionalidad, que pertenece a un particular Grupo social o tener una opinión política.

Eso es diferente de un solicitante de asilo, quien puede tener el mismo temor de regresar a su país, pero que ya se encuentra en los Estados Unidos en proceso de obtener su estatus de residente. Muchas de las familias centroamericanas que en meses recientes han llegado a los puntos de entrada a lo largo de la frontera están viviendo en este país en lo que sus casos de asilo proceden ante las cortes.

Pompeo dijo que más allá del número reducido de refugiados que han sido admitidos, el gobierno espera que más de 280,000 personas busquen asilo el próximo año; además de los más de 800,000 solicitantes de asilo que ya se encuentran en los Estados Unidos y esperan una respuesta a su solicitud.

"El límite de refugiados de este año refleja el aumento sustancial en el número de personas que buscan asilo en nuestro país, lo que lleva a una acumulación masiva de casos pendientes de asilo y un mayor gasto público", dijo Pompeo. "La desalentadora realidad operativa de atender a más de 800,000 personas en casos pendientes de asilo exige un enfoque y prioridades renovadas”.

Refugiado en Las Vegas

El Servicio de Inmigración y Ciudadanía de los Estados Unidos (USCIS) indica que un refugiado es alguien que se encuentra fuera de su país natal o, si carece de nacionalidad específica, se encuentre fuera de su país de residencia, no puede o no quiere regresar debido a un temor fundamentado de persecución por razones de raza, religión, nacionalidad, membresía en un grupo social en particular u opinión política.

Sorat, quien por motivos de seguridad prefirió que su apellido no se usara en este artículo, forma parte del Acta de Protección de Aliados Afganos de 2009, que autoriza la emisión de visas especiales de inmigrante (SIV) a ciudadanos de ese país quienes cumplen con ciertos requisitos, y que estaban empleados en Afganistán por, o en nombre del gobierno de los Estados Unidos en aquel país.

La Oficina de Asuntos Consulares del Departamento de Estado indica que esa visa requiere que los solicitantes hayan estado empleados por un mínimo de dos años, entre el 7 de octubre de 2001 y el 31 de diciembre de 2010. Los solicitantes también deben haber experimentado o estar experimentando una amenaza grave como consecuencia de su empleo.

“Mi vida fue amenazada. En mi país no sabíamos qué iba a pasar en las próximas 24 horas. Nunca se sabe qué es lo que va a pasar una vez que sales de tu casa”, dijo Sorat. “ISIS dio una advertencia de que nadie podía ir a la universidad, nadie podía ir a la escuela. Hace poco perdí a uno de mis maestros y el director de una escuela. ISIS [Estado Islámico] llegó al centro educativo y mató a todos los que estaban ahí. ISIS pusó explosivos en jaulas donde colocaron a los educadores”.

Proceso complicado

Milan Devetak, director del programa de Migración, Reasentamiento y Servicios para Refugiados de Caridades Católicas. (Foto: Yazmin Beltrán).

Representantes de Caridades Católicas del Sur de Nevada indicaron que los trámites pueden durar varios años antes de que se apruebe el ingreso de refugiados a los Estados Unidos.

“Es un proceso que puede durar hasta 7 años, o aún más”, dijo en entrevista este 19 de septiembre Milan Devetak, director del programa de Migración, Reasentamiento y Servicios para Refugiados. “Los refugiados pasan por varias entrevistas, investigación de antecedentes y exámenes médicos; es un proceso bastante largo”.

Para que una persona sea considerada como refugiada, según Devetak, debe haber dejado su país de origen.

“Un ejemplo puede ser Siria, un país donde hay guerra y crisis. Una persona deja ese país y llegan a Jordania o Turquía”, señaló. “Posteriormente se registran con la Agencia de la ONU para los Refugiados [UNHCR, Naciones Unidas para los Refugiados] y obtienen el estatus de refugiado, para así poder solicitar el reasentamiento en un tercer país”.

UNHCR estimó que a finales del 2017, unos 68.5 millones de personas tuvieron que desplazarse de manera forzada en todo el mundo debido a violencia, conflictos y persecución.

Ese año UNHCR calculó también que en el mundo había unos 25.4 millones de refugiados, con un 68 por ciento procedente solo de República Árabe Siria, Afganistán, Sudán del Sur, Myanmar y Somalia.

Entre los países de asilo con el mayor número de refugiados se encuentran Turquía, con 3.5 millones, en su mayoría sirios y considerado como el que tiene la cifra más alta de refugiados en el mundo, Pakistán y Uganda con 1.4 millones.

Líbano ocupa el cuarto lugar, con casi 1 millón de refugiados, la República Islámica de Irán ocupa el quinto, y Alemania el sexto, con unos 980,000 refugiados.

Ayuda a refugiados en Nevada

Caridades Católicas del Sur de Nevada ha ayudado a menos refugiados desde que Trump asumió su cargo.

En 2016, dicha organización ayudó con el reasentamiento de 3,068 personas, cifra que disminuyó a 1,806 en el año fiscal 2017, y que cayó a 623 en lo que va del 2018; la mayoría provienen de Cuba, Congo y Afganistán.

El trabajo de Caridades Católicas comienza tan pronto los refugiados llegan a Las Vegas. La organización se convierte en el primer punto de contacto al recogerlos en el aeropuerto, llevarlos a un apartamento amueblado, y proveerles alimentos, ropa, cuidado médico y acceso a educación.

Estos servicios se ofrecen por medio del subsidio federal denominado Recepción y Colocación, administrado por el Departamento de Estado y la Oficina de Población, Refugiados y Migración (PRM).

Ese subsidio se destina a apoyar los servicios básicos de reasentamiento para refugiados recién llegados.

El proceso de adaptación y asentamiento continúa cuando a los refugiados se les asigna un coordinador de caso encargado de que se integren de manera exitosa al nuevo entorno, incluyendo clases de cómo conseguir empleo.

“Se les da una orientación sobre seguridad en el hogar, con respecto a cosas que probablemente no están familiarizados. Se reúnen con el coordinador social para que soliciten los beneficios para los que son elegibles como estampillas de alimentos y Medicaid”, dijo Devetak, quien agregó que cada meta tiene una fecha límite. “Luego se les registra en un programa para que aprendan el idioma Inglés, así como también se les registra a los servicios de empleo”.

El Consejo de Desarrollo de la Comunidad de Etiopía (ECDC) también brinda servicios a los refugiados no solamente provenientes de África, sino de todo el mundo.

Aunque el propósito de estas organizaciones es ayudarlos a prosperar en los Estados Unidos y lograr que sean autosuficientes, Redda Mehari, director del ECDC, destacó en una entrevista en su oficina la importancia de entender que la transición no es fácil, y que el proceso puede ser complicado.

“Muchos refugiados pasan años en estos campos de refugio. Hubo niños que atendimos aquí que nacieron y crecieron en estos campos”, dijo Mehari. “Llegaron aquí como adolescentes de 15 y 16 años, y nunca habían visto una escuela, no sabían qué era una escuela”, dijo el director del centro.  

Mehari comentó que llegó como refugiado a los Estados Unidos en 1983 y que eso le permitía entender lo que pasan quienes reciben ayuda en su organización.

“Tuve que caminar por dos semanas para llegar a Sudán. Y espere ahí dos años para ser procesado y despues venir aquí”, dijo Mehari. “Aún tengo a mis hermanos, mis primos y mis sobrinas allá. Así como yo pude salir de ese lugar y salvar mi vida, sé que sin una organización como esta, no tendríamos a donde ir”.

Mahari agregó que le preocupa la reducción en el número de admisiones de refugiados para el próximo año, ya que eso podría significar el posible cierre de una organización como ECDC donde se ofrecen servicios esenciales para esa comunidad.

Sorat llegó a Estados Unidos en abril de 2015, y a tan solo semanas de haber llegado a su nuevo hogar, ya había logrado conseguir su licencia de manejo, así pudo conseguir empleo como taxista.

El nuevo residente de Las Vegas dijo que estaba feliz de ser parte de la comunidad y de no sentir temor al salir de su casa.

“Pido que piensen como seres humanos y que no juzguen tan rápidamente. En Afganistán no necesitamos dinero, no necesitamos casas, autos, o lujos, solo necesitamos paz”, señaló. “La seguridad de poder dormir y despertar el día siguiente. Poder llevar a mi hijo a la escuela y no tener la incertidumbre de saber si va a regresar vivo o no”.

 

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