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Prevención de ahogamientos: El valor de cada vida

Luz Gray
Luz Gray
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Las autoridades lo describen como un asesino silencioso, un animal salvaje que podría estar en el jardín trasero de las casas, como el mismísimo fuego. Lo saben porque lo han visto de cerca.

Un ahogamiento puede ocurrir en cuestión de minutos. Aunque es una opción cuando se trata de entretenimiento, el agua también representa un riesgo que puede terminar en fatalidades, sin importar la época del año, ni la edad.

Vidas preciosas que se han perdido. Sobrevivientes con secuelas para el resto de sus vidas. Líderes de diferentes organizaciones y miembros de la comunidad de Las Vegas están unidos por un mismo objetivo: Cero víctimas.

Quieren que el mensaje de prevención llegue a todos los rincones y rebase las barreras del idioma, especialmente en la comunidad Latina, que en años anteriores registró un alto número de muertes infantiles por ahogamiento.

Visitantes en Boulder Beach en el Lago Mead. Lunes 24 de julio del 2017. (Foto: (Jeff Scheid/The Nevada Independent).

El Distrito de Salud del Sur de Nevada (Southern Nevada Health District, SNHD por sus siglas en inglés) indica que hasta este 18 de octubre los incidentes de sumersión en la comunidad Afroamericana alcanzaron un 36 por ciento, en la Hispana, 27 por ciento, en la anglosajona, 22 por ciento, y en la asiática, 4 por ciento.

Con las más de 110,000 albercas residenciales, 3,400 piscinas y spas en establecimientos comerciales a lo largo del Condado Clark el riesgo de accidentes y fatalidades siempre está presente, de acuerdo con las autoridades.

Eso lo sabe una madre de familia que perdió a su pequeña y ahora es parte de la Coalición para la Prevención del Ahogamiento Infantil del Sur de Nevada, (Southern Nevada Child Drowning Prevention Coalition, SNCDPC, por su nombre y siglas en inglés).

Del dolor, a la fuerza

Brianna Rukavina tenía poco de haberse convertido en mamá. Era su época de estudiante universitaria. Una fresca mañana de abril en Las Vegas, mientras se preparaba para irse a la escuela, dejó que su pequeña Clayre, de 13 meses de edad, jugara en la sala. Pero de pronto dejó de escucharla.

“Había cerrado esa puerta en la mañana”, dijo Rukavina. “Pero la volví a abrir porque no quería ser esa madre sobreprotectora. Estaba tan bonito afuera, quería que entrara el aire, y me dije: ‘Claro que me voy a acordar de cerrar la puerta tan pronto como levante a la niña de la cama’, pero no la cerré”.

Cuando salió para revisar por qué, la niña, quien era hija única, estaba tan callada, no la pudo encontrar. Fue entonces cuando vio abierta la puerta corrediza de vidrio que daba a la alberca de la casa.

“Fui directo a la piscina”, dijo Rukavina en una entrevista con The Nevada Independent en español. “Levanté la cubierta de color gris, y ahí la encontré. La saqué de la alberca, le di resucitación cardiopulmonar y llamé al 911 y a mi familia, que vivía cerca”.

En medio de la conmoción que vivió, Rukavina recuerda que llegaron los servicios de emergencia para llevarse a la pequeña al hospital y en el camino continuaron sus esfuerzos por salvarla. Clayre fue declarada muerta poco después de haber llegado a la clínica.

Rukavina dijo que ella y su esposo contaban con educación acerca de los peligros de tener una alberca, por lo que, cuando quedó embarazada de Clayre, empezaron a ahorrar para levantar una cerca. El esposo de Rukavina había pedido vacaciones para dedicarse al proyecto, que tuvo que posponer por cuestiones de trabajo.

La pequeña, quien amaba el agua y no alcanzó a tomar clases formales de natación, cayó a la alberca justo dos semanas antes de que el matrimonio instalara la cerca. De todas maneras, procedieron con la construcción.

“La reja se puso dos semanas después de que la niña murió”, dijo Rukavina. “Como la mayoría de los padres, éramos muy cuidadosos, no solo con seguridad en la piscina, sino con la sillita en el auto, con lo que comíamos, pero ningún padre puede ver lo que hace su hijo cada segundo del día. Los accidentes pasan. Somos humanos. Eso no significa negligencia”.

Pero no todos estuvieron de acuerdo con ese punto de vista. En medio de su duelo, de su indescriptible tristeza y del vacío que sentían al recordar que nunca verían que su hija se casara o se graduara, el matrimonio enfrentó fuertes críticas y cuestionamientos.

“Sí, nos echaron la culpa”, dijo Rukavina. “Fue muy difícil escuchar y leer comentarios, y pienso que eran de quienes no son padres de familia o de personas que realmente no entienden, pero nos reconfortamos en todas las historias de incidentes que nos compartieron otros papás, y que estas cosas le pasan a la gente buena”.

Rukavina indicó que tras lo sucedido hubo una investigación obligatoria, pero en poco tiempo resultaron libres de culpa. Ahora había que enfrentar otro reto: Seguir adelante con su vida.

La pareja requirió cuidado de familiares y también terapia. Se preguntaban si era mejor cambiarse de esa, que era la casa de su niña, o si algún día sería buena idea tener otro bebé.

“Eventualmente los pensamientos se convierten en algo feliz”, señaló la madre de familia. “Celebramos que la tuvimos por 13 meses, en lugar de pensar todo el tiempo en la pérdida”.

Poco después del fallecimiento de Clayre, Rukavina y su esposo dieron la bienvenida a su segundo bebé, quien actualmente tiene ocho años. Debido al incidente de Clayre, inscribieron al niño en clases de natación y sobrevivencia a los ocho meses de nacido.

Las lecciones, de acuerdo con Rukavina, son muy intensas y diferentes a las básicas. Se pueden empezar cuando los bebés tienen seis meses. Aprenden los peligros del agua, a sentir la orilla de la alberca, darse la vuelta, flotar, respirar y llorar por ayuda.

La madre de familia recuerda que el apoyo de sus seres queridos y la comunidad estuvieron presentes desde el día del funeral, que estuvo lleno de personas, desde doctores y personal de la guardería, hasta visitantes de otros estados.

Miembros de la SNCDPC durante su junta mensual en Clark County Government Center. Jueves 27 de julio del 2017. (Foto: Luz Gray).

Ese día también significó un parteaguas. La pareja fue contactada por autoridades y representantes de diferentes entidades en Las Vegas que tenían un objetivo en común: Prevenir ahogamientos.

Fue así como crearon la SNCDPC, que desde entonces está activa y realiza juntas mensuales abiertas al público.

El trabajo que hace la coalición es un consuelo para Rukavina. Aunque no es fácil compartir en voz alta la historia de su hija, dijo que se siente fortalecida cuando otros padres de familia le comentan que instalaron cercas en sus albercas.

“Mi valor viene de ayudar a la gente”, dijo Rukavina. “Creo que eso me ayuda a sanar y a mantener viva la memoria de Clayre. Si puedo hacer una diferencia, estoy dispuesta a pasar por eso. Pero lo número uno que quiero que los padres entiendan, es que les puede pasar a ellos. Esto no es una estadística. Esta no es solo la historia de alguien”.

Juntos para ayudar

Greg Blackburn es líder de la junta directiva de SNCDPC desde hace siete años y para él tampoco es fácil compartir su historia: Su nieta mayor fue víctima de ahogamiento.

A la derecha de esta imagen: Greg Blackburn, líder de la junta directiva de SNCDPC durante su junta mensual en Clark County Government Center. Jueves 27 de julio del 2017. (Foto: Luz Gray).

Blackburn dijo en entrevista a The Nevada Independent en español que gracias a que su hijo era salvavidas y actuó tan rápido, pudo rescatar a la niña, quien sobrevivió, pero actualmente enfrenta algunos retos físicos debido a las secuelas.

“Esa historia me recuerda lo rápido que puede cambiar la vida de alguien”, dijo Blackburn. “Eso le puede pasar a cualquier persona”.

Blackburn, quien se integró a la coalición para ayudar a otros a evitar tragedias, comentó que cuando los niños se sumergen en el agua no salpican ni hacen ruido, y que ha habido casos de pequeños que murieron ahogados a menos de 10 pies de lugares donde había adultos.

En abril de cada año la SNCDPC invita a los medios de comunicación a “April Pools”, un simulacro que muestra los pasos que se siguen en casos de ahogamientos, desde que se recibe una llamada de auxilio en el 911, el rescate de la víctima y resucitación cardiopulmonar, hasta el traslado en ambulancia hacia el hospital.

“Se piensa que un ahogamiento es como se ve en televisión”, indicó Blackburn, “Es exactamente lo opuesto. Los niños no gritan pidiendo ayuda. Su instinto de sobrevivencia es respirar”.

Tim Szymanski, Vocero del Departamento de Bomberos de Las Vegas, durante su entrevista en la Alberca Municipal de Las Vegas. Jueves 13 de julio del 2017. (Foto: (Jeff Scheid/The Nevada Independent).

Tim Szymanski, vocero del Departamento de Bomberos de Las Vegas, dijo en entrevista que los ahogamientos en el Sur de Nevada ocurren durante cualquier época del año, aunque se nota un incremento en días festivos, porque muchas personas llegan de visita a Las Vegas, donde el clima es un poco mejor que en sus lugares de origen.

Szymanski, dijo que la mayoría de los casos de ahogamiento infantil ocurren durante reuniones familiares donde hay albercas y nadie está poniendo atención a los niños, quienes pueden resbalar o caer dentro del agua.

La barrera del idioma

De acuerdo con Szymanski, en años anteriores se registraron más ahogamientos infantiles en la comunidad latina debido a que el mensaje de prevención solamente estaba en inglés.

“El idioma siempre es una barrera, y no solamente es el español”, dijo Szymanski. “Aquí tenemos diferentes idiomas y hay muchas personas que dependen de sus niños para que les traduzcan. Estábamos tratando de hablar con los adultos, pero no entendían lo que les decíamos”.

Con una comunidad latina que, de acuerdo con Szymanski, ha crecido de manera exponencial en Las Vegas en los últimos 20 años, era necesario hacer un cambio. Ya identificado el problema, la SNCDPC inició campañas informativas en español.

Esa labor quedó a cargo de Baldemar González, quien trabaja como inspector en la Ciudad de North Las Vegas y ha formado parte de la SNCDPC desde sus inicios.

González comentó a The Nevada Independent que uno de los primeros pasos fue llamar la atención de los niños y sus padres. Luego se distribuyeron materiales educativos y se ofrecieron pláticas en español en centros comerciales y comunitarios, con énfasis en que las familias crearan reglas para usar la alberca en casa.

Baldemar González, inspector en la Ciudad de North Las Vegas y miembro de la SNCDPC. Miércoles 12 de julio del 2017. (Foto: Luz Gray).

González indicó que las tragedias pasan en cualquier estación del año y que muchas personas tienden a enfocarse demasiado en el trabajo, dejando a la familia en segundo término.

“Es triste decirlo, pero los Latinos tenemos una cosa que a mí me llama la atención”, dijo González. “Nos invitan a trabajar, y ahí estamos. Nos invitan a una fiesta, y ahí estamos. Pero nos invitan a algo de educación, y decimos: ‘Déjame ver como esta mi agenda”.

González explicó que la ayuda que proporciona la Coalición es posible gracias a las donaciones de materiales que hacen algunos negocios, y a contribuciones anuales por parte del International Code Council (SNICC, por sus siglas en inglés) Capítulo del Sur de Nevada.

De acuerdo con un comunicado del Condado Clark, este año SNICC donará un total de $19,000 dólares. $5,000 se destinarán a continuar apoyando a la SNCDPC, y los $14,000 restantes serán donados a siete diferentes jurisdicciones del Sur de Nevada e incrementos de $2,000 para dar clases de natación gratuitas a niños que apenas están aprendiendo a caminar.

El precio promedio a nivel nacional para instalar una cerca de seguridad en albercas residenciales se estima en $1,120 dólares, pero el costo varía según las dimensiones y tipo de material.

González indicó que también hay dispositivos que los niños pueden usar o que se pueden instalar dentro o fuera de la piscina, como alarmas, sensores, flotadores, relojes especiales o brazaletes cuyos precios fluctúan entre los $25 y $200 dólares.

González agregó que la Coalición otorga incentivos económicos a las familias para que cumplan con los requisitos de seguridad para sus albercas, aunque aclaró que eso depende de las necesidades de cada solicitante.

“Cada caso es diferente”, dijo González. “A veces se ayuda con el 25 por ciento del costo, a veces con el 50 o hasta el 100 por ciento. Todo depende de la capacidad económica de la familia”.

En el Lago Mead

Es un oasis en medio del desierto. Así como sus aguas ofrecen tranquilidad y esparcimiento, Lake Mead o Lago Mead también ha sido lugar de tragedia para visitantes que sufren accidentes o han muerto por ahogamiento.

De eso es testigo David Soto, quien ha trabajado como guardia forestal en esa área recreativa desde hace tres años.

Su trabajo, y el de sus compañeros, no solo consiste en proteger toda la naturaleza del parque y promover que la gente lo visite para divertirse, sino recordar a los visitantes que tomen las debidas precauciones antes de poner un pie en el agua.

De acuerdo con Soto, los latinos constituyen el mayor número de personas que visitan el parque y por lo tanto quienes más están involucrados en incidentes fatales. Por eso, en este 2017, se creó la campaña “Ponte Vivo”.

“Tenemos cerca de 20 a 25 muertes al año”, dijo Soto. “La mayoría son hombres hispanos entre las edades de 15 a 35 años. La campaña se hizo con el fin de promover que la comunidad latina se divierta e informar las diferentes maneras en las que pueden divertirse sin salir lastimados o perder la vida”.

Soto agregó que las principales causas de accidentes y fatalidades entre jóvenes y adultos en Lake Mead son el abuso de alcohol, uso de drogas, no usar chalecos salvavidas, y no medir las consecuencias de sus actos.

“Toman malas decisiones cuando vienen aquí”, dijo Soto. “No ven el peligro de saltar de un bote que va a 30 millas por hora, ni saltar de una piedra que está a 100 pies de altura y luego se caen al río, donde piensan que hay pura agua, pero hay rocas abajo”.  

Soto agregó que ninguna persona está exenta del peligro e indicó que el Lago Mead es un área de naturaleza al aire libre y no una alberca en la ciudad.

“Vengan a Lake Mead, este es su parque, está aquí para ustedes”, dijo Soto. “Nada más tomen sus precauciones. Pónganse sus chalecos salvavidas. Vienen a un lugar natural. Cuando llegan está bonito. Por favor, cuando se vayan, también déjenlo bonito. Llévense su basura con ustedes”.

Recursos

Con el paso de los años los miembros de la SNCDPC han desarrollado diferentes estrategias para que el mensaje de prevención de ahogamiento tenga más alcance. Además de los anuncios por radio y televisión, crearon la campaña ABC y D, para la prevención de ahogamiento: Adultos supervisando, Barreras, Clases y Dispositivos.

Jessica Johnson, educadora de salud en el Distrito de Salud del Sur de Nevada (SNHD, por sus siglas en inglés) e integrante de la SNCDPC, explicó en entrevista que la campaña se originó como un esfuerzo colectivo para educar a los padres.

Johnson indicó que aproximadamente en el 2013 los materiales fueron traducidos al español debido al elevado número de incidentes entre la comunidad latina. En octubre del año pasado el SNHD actualizó su estrategia para mejor efectividad del mensaje, que ahora de resumen en “vigilar, proteger y prepararse”.

Otro recurso disponible son las inspecciones gratuitas de albercas residenciales, que la comunidad puede solicitar a través de la SNCDPC para confirmar que cuentan con medidas de seguridad apropiadas y cumplen con los códigos pertinentes.

González agregó que por cada permiso que expiden las diferentes ciudades para la construcción de una alberca, 25 dólares son para fines educativos, como clases de natación gratuitas o a bajo costo en diferentes centros comunitarios, recurso que ha beneficiado a la familia de Ofelia Pérez.

Originaria de Chihuahua, México, Pérez dijo en entrevista que ha llevado a su nieto a clases de natación a la Alberca Municipal desde hace siete años, ya que en su lugar de origen muchas familias acostumbran nadar.

“Somos de Namiquipa, un lugar donde hay mucha agua”, dijo Pérez. “Entonces sabemos nadar desde siempre, pero aquí nos preocupamos porque los niños aprendan a nadar desde chiquitos”.

Pérez dijo que para ella es importante que las personas sepan nadar, no solo por entretenimiento, sino para evitar las muertes, sobre todo infantiles.

Los números hablan

El SNHD lleva un registro estimado de niños de entre 0-14 años en el Condado Clark quienes experimentan incidentes de sumersión — término para describir ahogamientos mortales y no mortales— que conducen a que se active el sistema del 911.

Chalecos salvavidas disponibles para el público en Boulder Beach, en el área recreativa del Lago Mead. Lunes 24 de julio del 2017. (Foto: Jeff Scheid/The Nevada Independent).

“Un ahogamiento no mortal se define como el que resulta en ningún impedimento, algún impedimento o impedimento significativo”, indica el SNHD en su página de Internet. “Se estima que el 20 por ciento de víctimas no fatales de ahogamiento hospitalizadas sufren una discapacidad neurológica severa y permanente”.

El SNHD indica que el ahogamiento es la causa principal de muertes accidentales en niños del Condado de Clark de 1 a 4 años y que desde el 2012 ha habido un promedio de 44 sumersiones.

De acuerdo con el SNHD, hasta el 18 de octubre de este año hubo 55 accidentes por inmersión en niños entre las edades de 0 a 14 años, y se registraron siete ahogamientos fatales confirmados por certificado de defunción.

“Para un niño, una alberca es un asesino”, dijo Szymanski. “Si hubiera un animal salvaje en el patio trasero de su casa, usted nunca dejaría a su niño ahí. Una alberca se debería tratar de la misma manera”.

 

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