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Rebelde y activista: Padre Solalinde, de visita en Las Vegas

Luz Gray
Luz Gray
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Amenazas de muerte, declaraciones incómodas, acciones que molestan, son parte de las vivencias del sacerdote mexicano Alejandro Solalinde. Uno de los 318 candidatos en la lista de nominados al Premio Nobel de la Paz 2017, observador del ser humano, y crítico de las flaquezas de los gobiernos, y quien fue invitado a Las Vegas para hablar acerca de su labor en pro de los inmigrantes y las injusticias que enfrentan en su recorrido por las fronteras.

De hablar sereno y vistiendo su característica guayabera blanca, Solalinde se distinguía de entre quienes respondieron a la convocatoria para escucharlo hablar. La tarde del pasado jueves 3 de agosto, en un pequeño salón en la planta baja de la Biblioteca Las Vegas Clark County, Solalinde se presentó ante la comunidad de Las Vegas por primera vez.

El Padre Alejandro Solalinde habla acerca de los peligros que enfrentan inmigrantes Centroamericanos durante su trayecto hacia la frontera con Los Estados Unidos, en una conferencia en Las Vegas. 3 de agosto del 2017. (Foto: Luz Gray).

Paciente, durante más de dos horas charló y escuchó a los asistentes. Se refirió al pasado y presente de la inmigración entre Centroamérica, México y Los Estados Unidos, y también habló sin tapujos acerca de los abusos de que son objeto quienes dejan su país de origen en busca de mejores oportunidades. Dijo que actualmente las personas son vistas como mercancía y generadoras de riqueza.

“Voy a decirlo crudamente, con la experiencia que he tenido en México”, indicó Solalinde. “Se saca dinero de las personas migrantes. En todo, o en partes. Vivas, o muertas. Punto. Todo es negocio”.

Solalinde indicó que la violencia, la pobreza y la falta de motivación, son factores que influyen para que las personas abandonen sus países, pero que, a pesar de esas adversidades, los migrantes no solo tienen un futuro, sino que ya son un presente.

“¿Para qué pelearnos con Trump?”, dijo Solalinde. “Él se ve que se va luego, y los migrantes se quedan. Dios se ríe de nosotros cuando ve que nos preocupamos por los muros y los alambres de púas”.

El Padre Alejandro Solalinde recuerda historias de inmigrantes quienes han pasado por el albergue Hermanos en el Camino. Las Vegas. 3 de agosto del 2017. (Foto: Luz Gray).

Solalinde se ha dedicado a ayudar a los migrantes a través del albergue Hermanos en el Camino, creado el 27 de febrero del 2007 en Ciudad Ixtepec, Oaxaca, México, en donde se ha llegado a atender a cerca de 20,000 personas al año.

En una franca conversación con The Nevada Independent en español, el Padre compartió su opinión acerca de la situación actual de la Iglesia y la inmigración bajo el gobierno de Donald Trump.

Pregunta (P): ¿Qué le ha parecido la ciudad?

Respuesta (R): Me da gusto haber llegado a casa de una familia y no un hotel, y me da gusto haber sido invitado a tomar diferentes alimentos en diferentes casas. Por ejemplo, desayuné en casa de dos amigos, de quienes no digo sus nombres, pero fue una experiencia bastante agradable, enriquecedora, saber que él había estado en una prisión y su historia de cómo se ha ido superando y cómo ha sido capaz de haber aprendido de una experiencia dolorosa como la cárcel.

Esas cosas me llaman la atención. Lo más importante en mi vida, es el ser humano. Pero me gusta verlo como es, en diferentes situaciones. Aquí en Las Vegas he podido verlo como turista, pero también como jugador, como una persona que está esperando sacar dinero fácil, y ver sus rostros. Cuando paso cerca de ellos, no me fijo en las máquinas, me fijo en las personas y en sus actitudes.

P: ¿A qué casino lo llevaron?

R: ¡A qué casino no me llevaron! (bromea). Es que teníamos que pasar por muchos, y realmente son admirables, aunque todos son casi lo mismo. Si yo estuviera nada más ahí viendo a las personas jugar, me aburriría. Pero al fijarme en la gente he notado que la mayor parte de quienes están jugando, son mujeres. He ido a diferentes horas. En la noche, ahí si he visto de todo, pero quizá en la mañana y a medio día, si he visto más mujeres.

P: ¿Por qué decidió visitar Las Vegas?

R: Recibí la invitación de Yo Soy 132 Las Vegas. Pero sinceramente no sabía ni a qué venía. Me hablaron de unas conferencias, que son estas, pero no sabía quién me invitaba. Y dije: “Me gusta lo nuevo”. Para mí, cambiar, experimentar lo nuevo, es como parte de la vida.

P: Cuando le dijeron “Las Vegas” ¿Qué pensó?

R: Lo pensé dos veces, porque si hubiera venido solamente como turista, me hubiera aburrido, porque además no puedo perder tiempo en eso. Considero una pérdida de tiempo, habiendo tantas cosas que hacer, venir solo a jugar o a turistear. Eso me aburre.

P: ¿Quién es el Padre Solalinde?

R: El Padre Solalinde es una persona rebelde, no convencional, que es un agente de cambio nato, pero, sobre todo, un despertador de conciencias. Eso soy.

P: ¿Por qué no es un Padre convencional?

R: Porque hace muchos años, cuando era seminarista, me di cuenta que la información que me daban no correspondía al mundo que estábamos viviendo. Yo no quería que me formaran para mundos que ya no existen. Y me salí. Arriesgándome a que nunca me ordenaran. Me salí tres años antes. Y pude formarme de una manera diferente, siempre viendo ese cambio del Concilio Ecuménico Vaticano II que nos invitaban a cambiar. Yo lo tomé muy en serio, y me junté con obispos, sacerdotes y teólogos de la Liberación muy importantes que me hicieron cambiar mi visión. Además, el contacto con las Sagradas Escrituras y los evangelios, tomé como referente a Jesús y ahí fue mi inspiración. De ahí yo nunca he cambiado.

P: Padre, generalmente el concepto de la Iglesia Católica, o la figura del sacerdote es, como usted dice, más conservadora. Las personas no se imaginan que un padre va a andar viajando y hablando de temas políticos. ¿Cómo ve usted esa parte, o qué puede decir, para quienes piensan que usted anda metido en esos temas?

R: Una de las cosas hermosas que me inculcaron esas personas que me hicieron cambiar, y un obispo marista de México, José Pablo Rovalo, fue mi identidad como misionero itinerante del reino de Dios. La Iglesia tiene dos dinámicas: La local o residencial, y la itinerante.

Jesús fue solamente itinerante y enseñó a la Iglesia a serlo, pero cuando él ya no está físicamente, entonces lo que hace es establecerse. Se hace residencial y después, se arraiga, se acomoda, y ya no quiere caminar. Cuando hay crisis, vuelve otra vez el movimiento itinerante. Hoy estamos en crisis. La Iglesia tiene décadas y décadas que está en crisis. Y como resultado de eso, me hice itinerante.

P: Usted menciona la palabra “crisis”, y una de las críticas más grandes es la pederastia dentro de la Iglesia Católica.

R: Sí.

P: ¿Cuál es su opinión de ese tema en particular?

R: Creo que no solamente la crisis en la Iglesia consiste en los pecados sexuales, sino también en la falta de sensibilidad, de buscar la justicia, en acomodarse, en hacerse una Iglesia rica y poderosa. Darle la espalda a los pobres, a los más sencillos, a la gente que no tiene protección.

Yo sé que la iglesia se ha preocupado mucho por los migrantes, sí es cierto, pero hace falta que baje más, que salga, que conviva y que camine. La Iglesia se volvió esclerótica, y tiene que aprender a caminar como Jesús, acompañando a la gente.

Entonces la pederastia no es una debilidad humana, es un crimen que priva a los niños y a las niñas de su derecho a tener una maduración. No maduran, se trauman, cambian su vida completamente. Soy amigo de niños que ahora son jóvenes, que fueron violados por un sacerdote.

P: ¿Y qué hace la Iglesia, Padre? Es una de las críticas más fuertes.

R: Ahora, por ejemplo, las cosas están cambiando. Ahora hay derechos humanos. Ahora la justicia tiene que actuar, aunque sea un sacerdote. No debe haber fueros eclesiásticos de ningún tipo. Se les debe castigar. Ahorita hay sacerdotes ya en la cárcel. Hay otros que tienen órdenes de aprehensión. Tienen que ir a la cárcel y tienen que ser castigados, y es una llamada de atención para la alta jerarquía para decirles que no va a haber privilegios. No va a haber impunidad para ningún clero. Tienen que exigir justicia.

P: Ahora que está de visita en Los Estados Unidos, ¿Qué piensa usted, ya que trabaja tan cerca con migrantes, del discurso en contra de ellos, por parte del presidente Trump?

R: Aquí yo veo dos tendencias: Una, la de Donald Trump, quien es una persona enferma, desequilibrada social, una persona que es adicta al dinero — y una persona que es adicta a lo que sea — es una persona enferma, no puede tener equilibrio. Y odia. Es una persona que odia. La cabeza, la autoridad de Estados Unidos, es una persona que odia. Se tienen que avergonzar los ciudadanos de tener como mandatario, como cara para el mundo, a una persona que odia.

Dos: Esta persona contrasta, yo tengo que decirlo, con la figura del Papa, pero también con la Conferencia Episcopal Norteamericana, que se ha pronunciado por los migrantes porque le ha dado un nuevo rostro a la Iglesia Católica, que hoy, ya tiene un rostro mayoritariamente migrante.

Hay que reconocer los esfuerzos enormes que está haciendo con la Conferencia Episcopal Norteamericana de acuerdo con la mexicana por los migrantes, porque creo que están haciendo un gran trabajo.

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