Colegio Electoral: Cómo un candidato puede perder la presidencia aunque gane la mayoría de votos
Esta nota fue traducida al español y editada para mayor claridad gracias a una subvención del Trusted Elections Network del American Press Institute. Vea aquí la versión en inglés.
Casi 3 millones más de personas votaron por Hillary Clinton que por Donald Trump en las elecciones presidenciales del 2016, sin embargo, es la firma de Trump en una orden ejecutiva la que puede cambiar la vida de los estadounidenses en un instante.
El fenómeno de un presidente que asumió el cargo y que no ganó la mayoría de los votos el Día de la Elección, ha ocurrido en cinco de las 58 elecciones del país: 1824, 1876, 1888, 2000 y 2016. Es un raro pero posible efecto secundario del singular sistema estadounidense conocido como Colegio Electoral.
Consagrado en la Constitución, el Colegio Electoral — un grupo selecto de figuras importantes de los partidos políticos en cada estado, a quienes se les llama "electores" — es el que de hecho vota por el presidente.
Cuando un votante emite su boleta, no cuenta directamente en la elección presidencial, sino que el voto se cuenta con el de otros quienes viven en el mismo estado, y el candidato con el mayor número de votos gana lo que se conoce como el voto popular.
Los electores designados por cada estado emiten sus votos a mediados de diciembre, generalmente igualando al ganador del voto popular del estado, aunque algunos "electores desleales" se rebelan y votan por otra persona. Los resultados de ese recuento determinan oficialmente quién se convierte en presidente.
En 2016, por ejemplo, Clinton se quedó con 65.9 millones de votos del voto popular y Trump con 63 millones. Pero Trump ganó 304 votos electorales, superando los 227 de Clinton, convirtiéndose así en el presidente número 45.
Cuando se creó el sistema durante la Convención Constitucional en 1787, fue un compromiso entre delegados que temían una posible corrupción si el Congreso elegía al presidente, y los que temían la formación de facciones dominantes y el voto de un público desinformado si el pueblo elegía al presidente.
Los votos electorales de cada estado coinciden con el número de representantes que tienen en el Capitolio: dos senadores y la cantidad de escaños que tenga el estado en la Cámara de Representantes integrada por 435 miembros. Con dos senadores y cuatro representantes en Congreso, Nevada tiene seis votos electorales.
Incluyendo Washington, D.C, que recibió sus tres votos electorales por medio de la 23ª Enmienda en 1961, hay 538 votos electorales en juego. Los candidatos necesitan al menos una mayoría, o 270 votos electorales, para ganar. Si un candidato no logra la mayoría de votos electorales, la Cámara de Representantes elige al presidente y el Senado elige al vicepresidente.
La mayoría de los estados, incluyendo Nevada, tienen un método de el ganador se queda con todo para otorgar votos electorales, lo que significa que aun si un candidato gana solo por un voto, el ganador obtendrá todos los votos electorales del estado.
Solo Nebraska y Maine tienen un sistema diferente, en el que los votos electorales se distribuyen en función de quién ganó el voto popular en cada distrito electoral y los dos votos electorales restantes se otorgan al ganador general del voto popular en el estado.
Algunos partidarios del Colegio Electoral dicen que este sistema otorga peso político a los estados más pequeños y los protege de ser arrollados por estados con metrópolis densas y un gran número de habitantes.
Quienes están en contra del Colegio Electoral argumentan que es demasiado el poder que se le otorga a estados rurales y en transición, como Nevada; y que el poder para los estados con menor población es muy pequeño.
Una propuesta de compromiso entre los dos extremos del modelo de las elecciones presidenciales — elegir al presidente por el Colegio Electoral y escoger a esa persona por el voto popular — es el Pacto Interestatal Nacional de Voto Popular.
El pacto mantendría al Colegio Electoral pero haría que los estados se comprometieran a entregar todos sus votos electorales al ganador del voto popular a nivel nacional.
Actualmente, 15 estados y Washington, DC están a favor y tienen 196 votos electorales combinados, pero el pacto entrará en vigor hasta que tenga suficientes estados participantes para entregar 270 votos electorales en una elección.
Durante la sesión legislativa del 2019, la Legislatura de Nevada aprobó por un estrecho margen unirse al pacto, pero el Gobernador Steve Sisolak hizo del proyecto de ley su primer veto de la sesión, diciendo que preferiría seguir la voluntad de los votantes de Nevada en lugar de la nación en su conjunto.