Por: Ana Julia Casareto

En noviembre del 2016, Nevada se vistió de azul y eligió, por primera vez en su historia, a una hispana como Senadora nacional. Los que votaron por Cortez Masto fueron mujeres, hombres, y entre ellos, nosotros, los latinoamericanos. Eso, estimados gobernantes de Nevada, hay que tenerlo presente ya que no solo somos el 30 por ciento de la población estatal, sino que el 42 por ciento de los hispanos en Nevada, vota. En noviembre del corriente nos verán en las urnas nuevamente donde votaremos por el individuo que nos represente política y socialmente, votaremos por la decencia humana, y votaremos por mantener el rigor de los derechos civiles de todos. Lamentablemente, no todos en Nevada quieren o votarán por lo mismo.

El Partido Republicano del Condado de Douglas ha invitado al ex jefe del departamento de policía del condado de Maricopa en Arizona, Joe Arpaio, a dar una conferencia durante la cena anual de recaudación de fondos. En el 2017, Arpaio fue condenado a seis meses de prisión por 1) Corromper y contradecir las leyes gubernamentales que protegen contra la práctica sistemática de perfilar de manera racista a personas de ascendencia o apariencia hispana (y de otras etnias) y, 2) Por instituir prácticas inhumanas del trato de presos indocumentados. En el mismo año, Donald Trump dio de baja la sentencia cálidamente refiriéndose al ex jefe como “Sheriff Joe”. Arpaio, ya de alta edad, no es ningún pobre anciano sino un hombre que abusó de la autoridad policíaca y corrompió los derechos humanos de toda una comunidad. Saber que este individuo es el invitado especial por el Partido Republicano del Condado de Douglas en Nevada da miedo.

Es una vergüenza que esto se haya transformado en lo normal. Es una vergüenza que el Partido Republicano del Condado de Douglas le dé audiencia al odio. Y sería una vergüenza si nuestro Senador nacional, Dean Heller, el Congresista por Nevada, Mark Amodei, y el candidato Republicano para gobernador del estado, Adam Laxalt, se presentan a esta cena el 18 de febrero. Darle audiencia a Arpaio es darle audiencia al poder abusivo así como aceptar que los gobernantes, la policía, las fuerzas armadas, los jefes de empresas, y otros, tienen el derecho de abusar de la persona. Me asombra que en Nevada, donde la comunidad hispanoparlante se esfuerza para elevar el nivel social de todos, esto sea normal y aceptado. El racismo es anormal y una enfermedad social que hay que combatir. Si bien Donald Trump le dio un perdón oficial a Arpaio, yo me abstengo. Y para concluir, tanto como la población afroamericana cambió el ambiente político de Alabama a principios del 2018, nosotros, los hispanos, podemos hacer lo mismo en Nevada. Sabiendo que tenemos el 42 por ciento del voto, Heller, Amodei, y el futuro gobernador de Nevada, deberían pensar muy bien cómo se van a presentar ante el pueblo.

Ana Julia Casareto

Ana nació en Argentina. En 1981, su familia fue trasladada a los Estados Unidos por razones laborales de los padres, y en 1991 obtuvo la ciudadanía. Ana es licenciada en antropología biológica y está escribiendo su tesis para obtener su doctorado en UC Berkeley. Dio cátedra en varias universidades en California hasta su llegada a Carson City, donde vive actualmente. Luego de mudarse con su marido a la zona de Reno en diciembre del 2016, organizó la Marcha por la Ciencia de Nevada del Norte. Desde abril del 2017 es partícipe de la mesa directiva de la Alianza de las Ciencias de Nevada del Norte (Northern Nevada Science Alliance).