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Tatuajes ayudan a sobrevivientes del tiroteo del 1 de octubre en Las Vegas a recordar y sanar

Michelle Rindels
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Esta nota fue traducida al español y editada para mayor claridad a partir de una versión en inglés que aparece en The Nevada Independent.

En años recientes, Dean McAuley, originario de Tacoma, trató de ir a un concierto de Kenny Chesney con la esperanza de recuperar la música country que había sido su género favorito durante uno de los momentos más oscuros de su vida. 

Pero al estar tan cerca del escenario, terminó en el suelo debido a un ataque de pánico. La música desató el terror que vivió en el Festival Route 91 Harvest en 2017 en Las Vegas, cuando se resguardó detrás de unos botes de basura que recibieron impactos de bala y le habló a su jefe; pensando que esa podría ser su última llamada telefónica.

Como bombero fuera de servicio, esa noche usó su entrenamiento para brindar primeros auxilios a los asistentes al festival y pudo salvar a una adolescente, Natalia Baca —entonces de 17 años — cuando la atendió en una carpa de emergencias y la acompañó al hospital. Pero a McAuley también lo persigue la duda de "qué hubiera pasado si …"

“Estoy viviendo esto todo el tiempo”, dijo. “Y luego empiezas a recrear cosas en tu cabeza. Te empiezas a preguntar … las dos chicas a quienes ayudé y no sobrevivieron. Te empiezas a preguntar si hiciste todo". 

Desde hace tres años, el proceso de recuperación de McAuley ha incluido terapia y cambiar su rol dentro del departamento de bomberos para evitar el tipo de trabajo de reacción inmediata que le podría volver a causar un trauma. Pero este miércoles, también implantó en su brazo un recordatorio permanente acerca del tiroteo.

McAuley fue una de 18 personas elegidas para recibir un tatuaje gratis por parte de 17 artistas quienes ofrecieron su tiempo como parte de la iniciativa “Tinta Curativa” ("Healing Ink"). Propuso la idea de una guitarra y las palabras "Tengo lo que tengo, no extraño lo que tenía", la letra de un nuevo tema de Jason Aldean, quien estaba cantando cuando comenzó el tiroteo.

Dejó el resto del diseño del tatuaje a la creatividad del artista. Ceder el control del diseño es parte de una lección que aprendió durante el proceso.

“Como bombero, siempre estamos tratando de controlar el caos organizado”, dijo McAuley. "Tengo que soltar el control para que me ayuden y estar saludable".

Healing Ink comenzó en 2016 como una iniciativa de Artists for Israel, un grupo que históricamente ha utilizado el arte callejero para expresar su apoyo a Israel y ayudar a las comunidades afectadas por el terrorismo.

Los participantes del proyecto usan tatuajes como una forma de cubrir las cicatrices de las personas afectadas por la guerra y el terrorismo, pero más recientemente se han diversificado para trabajar con sobrevivientes de otras tragedias, incluyendo los ataques del 11 de septiembre y del tiroteo en el centro nocturno Pulse.

“Algunas personas buscan ser sanadas. Algunas personas quieren un homenaje a un ser querido. Pero el consenso general es que esto está ayudando a las personas a recuperar su identidad”, dijo el tatuador Zach Turner, director de Healing Ink. "No eligieron que les dispararan, pero pueden optar por obtener una hermosa obra de arte grabada permanentemente en su piel".

Debido a la actual pandemia, el grupo tuvo que cancelar su evento anual en Tel Aviv.

Mientras consideraban alternativas, se estaba proyectando al fondo un documental acerca del tiroteo en el Festival Route 91 Harvest.

Turner y los otros organizadores se dieron cuenta de que podían llevar la iniciativa a Las Vegas. La respuesta fue abrumadora y dijeron que fue difícil tratar de reducir a 18 destinatarios la lista de solicitudes para estos tatuajes.

La artista Becca Martin aplica un tatuaje a Heather Gooze durante el evento Healing Ink en Las Vegas. Gooze trabajó preparando bebidas durante el festival de música country Route 91 Harvest en Las Vegas. Al fondo se aprecia una representación del tatuaje. Miércoles 30 de septiembre del 2020. (Foto: Jeff Scheid / The Nevada Independent).

Una de ellas fue Heather Gooze, quien vive en Las Vegas. Eligió un tatuaje en la pierna con figuras de pluma, pájaros, y el mensaje "sé tu propio tipo de belleza". La pluma incluye los colores amarillo, rojo y verde; los mismos de las pulseras que usó para cada día del festival en el que trabajó preparando bebidas.

Gooze, de 46 años, permaneció en el recinto del festival hasta el amanecer con quienes ella llama "ángeles". Primero, sosteniendo la cabeza de la víctima Christopher Hazencomb y ayudándolo a subir a un auto antes de que él sucumbiera a sus heridas, y, después; se quedó con Jordan McIldoon contestando su teléfono, hasta que llegó el forense. 

Gooze dijo que ella esperaría que un extraño también hiciera una vigilia con su cuerpo en caso de que se invirtieran los papeles.

"Me preguntaría si alguien se quedaría conmigo", dijo, "asegurándose de que la gente supiera quién era, de dónde era y contar mi historia para que entendieran lo que estaba pasando".

Conforme ha pasado el tiempo, Gooze ha descubierto que ahora puede hablar acerca de la experiencia sin llorar. Pero todavía siente ansiedad con el sonido de fuegos artificiales y, cuando sale, busca las rutas de escape.

"Cualquiera que nos diga 'supéralo' o 'ya lo deberías haber superado' o 'sigue adelante' o lo que sea, es ridículo", dijo Gooze. “Es parte de nuestra existencia, básicamente, en este momento. Nunca lo vamos a superar. Así que, en lugar de eso, necesitas acoger a tu nuevo yo”.

Haber convivido este miércoles con otros asistentes al festival quienes entienden por lo que ha pasado fue curativo, dijo. Y espera que la gente le pregunte acerca del significado del tatuaje, para poder contar la historia de la llegada de Healing Ink a Las Vegas y mantener una conversación sobre cómo hacer del mundo un lugar mejor.

"Como guerrero, a los 58 quienes fallecieron les debes el hecho de vivir la mejor vida que puedas", dijo. "Y nunca se nos debe olvidar que se necesitan cambios en este mundo para que sepas que esto no volverá a pasar".

Heather Gooze, (a la izq.), quien trabajó preparando bebidas durante el festival de música country Route 91 Harvest en Las Vegas, se hizo un tatuaje durante el evento Healing Ink en Las Vegas el miércoles 30 de septiembre del 2020. (Foto: Jeff Scheid / The Nevada Independent).

Sue Ann Cornwell salió del estudio de tatuajes el miércoles con una imagen de una bandera estadounidense en forma de bota vaquera y las notas musicales de los primeros compases de "God Bless America"

“Esa canción nunca me había llegado y afectado como lo hizo esa noche”. Fue directo a mi corazón. O sea, se me puso la piel de gallina”, dijo Cornwell, de 55 años. “Me gusta hacer una retrospectiva y ver el asombro en ese momento, y creer que fue la mano de Dios que nos unió a todos ... Creo que ese momento nos dio la fuerza emocional para, por lo menos a mí, regresar nueve veces y ayudar a la gente".

Cornwell, quien acababa de jubilarse como conductora de un autobús escolar en Las Vegas cuando asistió al concierto, notó antes que otros en la multitud que una bocina había recibido un disparo y se estaba quemando. Ella entró en acción, diciéndole a su hermana y a una mujer embarazada quien estaba cerca, que se tiraran al suelo; luego se acostó sobre ellas para protegerlas con su cuerpo.

Cornwell les dijo a los demás que buscaran refugio abajo del escenario. Empujó a algunos a través de una valla que les estaba bloqueando la salida. Puso en su camioneta a una mujer gravemente herida, luego comenzó a conducir por las banquetas y a pasarse los altos tratando de conseguir ayuda, hasta que una enfermera quien atendió a la mujer le dijo, con pesar, que podía bajar la velocidad porque la mujer había sucumbido sus heridas.

“Esa fue la peor parte de la noche porque me sentí completamente inútil en ese momento”, dijo. "No la pude ayudar".

Cornwell se encargó de decorar un árbol a nombre de la mujer, Denise Burditis, en el Jardín Curativo (Healing Garden) dedicado a las víctimas, y desde entonces se ha asegurado de que se mantenga el memorial. 

Cornwell ha notado que desde hace tres años, las personas afectadas por el tiroteo han pasado de no estar seguras de cómo hablar con quienes han perdido a un ser querido, a convertirse en una familia.

Cornwell se comunica frecuentemente con la familia de Burditis. Y la mujer embarazada a quien protegió de las balas, le puso a su hija el segundo nombre "Sue Ann".

"Me concentro en lo bueno de esa noche", dijo Cornwell. "Y tan trágico como fue, el amor que ha surgido de ahí, y el apoyo y cómo todos se preocupan unos por otros ... realmente nos hemos convertido en la familia Ruta 91".

El director ejecutivo de Artists for Israel, Craig Dershowitz, tiende a escoger a socorristas y descubre que más allá de la policía y los bomberos, hay personal de hospital y muchos otros quienes ayudan cuando sucede una tragedia.

“Cada vez que algo ocurre, hay tanta gente haciendo el bien”, dijo. "Queremos celebrar y darles una razón para mirar atrás con orgullo y que vean todo lo que hicieron y que el mundo los vea y realmente les de crédito y honor".

Para McAuley — la letra de la canción que ahora aparece en su brazo —acerca de no extrañar lo que tuvo, simboliza que su capacidad de aceptación ha cambiado debido al tiroteo.

A pesar de las altas y bajas que tiene todavía, dijo que entiende mejor las adicciones y el suicidio. Se ha vuelto más empático.

 Y eso le ha devuelto el enfoque en su familia.

“Esto me transformó como esposo. Reconozco que mi verdadero efecto dominó en este mundo no va a ser salvar pacientes en el departamento de bomberos o apagar incendios”, dijo. “El papá y el esposo que soy, serán lo que dejo en este mundo”.

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