Esta nota fue traducida al español y editada para mayor claridad a partir de una versión en inglés que aparece en de The Nevada Independent.

Miles de estudiantes saturaron los campus universitarios en todo el estado durante el primer día del nuevo ciclo escolar, pero además muchos se toparon con una nueva realidad de la vivienda en la universidad: precios que aumentan rápidamente y que han generado una crisis de deuda estudiantil a nivel nacional.

Pero esa crisis no surgió solo por las colegiaturas y cuotas. Un estudio del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD) publicado en 2015 encontró que los costos de vivienda representan más de la mitad de lo que cuesta en promedio pagar anualmente la universidad — unos $9,800 dólares de un total de $18,000.

El reporte reveló también que el costo de la vivienda en el campus se disparó más de 44 por ciento en 20 años, monto ajustado por la inflación.

En Nevada, esa ecuación de vivienda se ha convertido en una historia de dos ciudades. En Reno, donde las rentas han estado subiendo desde hace años, el alojamiento en el campus de la Universidad de Nevada, Reno (UNR) sigue siendo la mayor preocupación para estudiantes que buscan reducir los costos de cursar una carrera que puede durar de cuatro a seis años.

“En mis 20, 25 años de trabajo en el sector de la vivienda universitaria, los estudiantes solían contar con apoyo financiero y asumían que sería una parte del costo”, dijo Jerome Maese, director de vida residencial en UNR. “Ahora, son consumidores mucho más conscientes y preocupados a la hora de revisar el costo total”.

Parte de esos aumentos puede estar relacionado con un período de rápido crecimiento en UNR de seis años a la fecha, ya que la matrícula aumentó a más de 21,000 alumnos en 2018, de sólo 16,000 que había hace una década.

Satisfacer el resto de la demanda por vivienda estudiantil ahora ha quedado en manos millonarios inversionistas que han construido complejos habitacionales de lujo cerca de UNR.

Esas unidades habitacionales son parte de un desarrollo a nivel nacional de alojamiento para estudiantes que buscan conceptos más refinados, como cubiertas de cuarzo para el mostrador de la cocina, hasta albercas en forma de ríos de corriente lenta.

En Las Vegas, a pesar del aumento de las rentas, la ecuación de la vivienda estudiantil es radicalmente diferente. De los 30,000 estudiantes de UNLV, 3,000 viven en el campus, pero cerca del 80 por ciento residen en el Sur de Nevada; con muchos de ellos que han optado por la opción más barata de todas: vivir en casa.

Aun así, el alojamiento en el campus universitario ha seguido creciendo, aun cuando las inscripciones han sido constantes. En 2019 cerca del 10 por ciento de los estudiantes vivirán en el campus, en comparación con sólo del 6 al 7 por ciento del año pasado.

A pesar de ello, residir en el campus cuesta miles de dólares, lo que aumenta debido a planes alimenticios y servicios adjuntos que se deben cubrir por adelantado o en pagos; lo que a veces se cubre gracias a becas o, más frecuentemente, de préstamos estudiantiles.

Y hasta el segundo trimestre de 2019, datos de la Reserva Federal del Banco der Nueva York mostraron que la deuda acumulada de los estudiantes estadounidenses es cercana a $1.5 billones de dólares.