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Los padres enfrentan un dilema conforme se agrava la pandemia: ¿qué deben permitir a sus hijos no vacunados hacer?

Megan Messerly
Megan Messerly
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Mientras Nate Young, de 11 años de edad, batallaba la COVID este verano, algunos días se sentía bien y pasaba horas jugando videojuegos. Otros días no tenía energía para hacer nada.

Poco después, Nate comenzó a experimentar síntomas gastrointestinales graves.

“Estaba en el baño y gritaba de una manera que nunca lo había escuchado”, describió su madre, Nichole Young, de 41 años.

Dos meses después, sus síntomas han mejorado, pero aún no han desaparecido del todo. Los médicos sospechan que puede ser un COVID prolongado, aunque no tienen idea de cuánto durará.

La familia Young es solo una de las muchas en Nevada y en todo el país que están lidiando con cómo responder ante la realidad actual de la pandemia. Muchos viven en hogares de estatus mixto donde los adultos están vacunados mientras que los niños menores de 12 años aún no son elegibles para ser inmunizados.

Para algunas familias de estatus mixto, las actividades que parecían relativamente seguras en junio se han vuelto cada vez menos con el aumento de la variante Delta que es altamente transmisible.

Si bien la COVID-19 sigue afectando a los adultos con mucho más fuerza que a los niños, los expertos en salud pública dicen que el hecho de que el virus se propague más de lo que solía hacer significa que los niños sí tienen mayor riesgo de contraerlo ahora que en cualquier otro momento de la pandemia.

Afortunadamente, la mayoría de los niños continúan experimentando pocos síntomas o ninguno del virus, y solo 10 personas menores de 20 años han muerto a causa del virus en este estado desde el comienzo de la pandemia.

Aun así, hay niños como Nate que se enferman tanto con el virus como para justificar ir a la sala de emergencias.

Por eso, para muchos padres, en particular de niños no vacunados, esto se ha convertido en un dilema pensando en el otoño: ¿cómo deben equilibrar las necesidades de salud física y mental de sus hijos mientras sopesan el riesgo que representa el virus?

Nate Young, de 11 años, asiste a una práctica de fútbol en Las Vegas el miércoles 18 de agosto de 2021. A Nate le diagnosticaron COVID-19 en junio. (Jeff Scheid / The Nevada Independent)

'Esto es diferente'

Desde el comienzo de la pandemia en Nevada, más de 50,000 personas menores de 20 años han dado positivo a COVID-19, pero solo el 0.02 por ciento de ellos han fallecido. Hay que comparar esta cifra con las aproximadamente 25,000 personas de 70 años o más que dieron positivo, de las cuales alrededor del 14 por ciento murieron.

Pero los niños aún pueden enfermarse gravemente con COVID-19. Un estudio de niños británicos publicado a principios de este mes descubrió que, aunque la mayoría de los chicos infectados con el virus tienen pocos o ningún síntoma y se recuperan en una semana, el 4.4 por ciento padece síntomas que duran cuatro semanas o más, mientras que el 1.8 por ciento presenta síntomas que duran ocho semanas o más.

"Por supuesto que estamos muy preocupados porque las escuelas ahora están reabiertas, y eso sin duda será un desafío", expuso el Dr. Jay Fisher, director médico del departamento de emergencias pediátricas del UMC Children's Hospital.

Sin embargo, lo que los médicos de Nevada no ven son altos volúmenes de pacientes en los hospitales infantiles, particularmente en el sur. Hasta el jueves, solo había nueve niños en todo el estado hospitalizados con casos confirmados o sospechosos de COVID-19.

Los médicos no están seguros de por qué la situación no ha sido tan mala en Nevada, aunque atribuyen, al menos en parte, la implementación de mandatos de mascarilla para prevenir más casos pediátricos.

“Creo que nuestras medidas de salud pública, nuestras tasas de vacunación aumentan lentamente, creo que esas son las razones por las cuales lo estamos haciendo mejor que, digamos, Texas o Florida”, comentó Fisher.

Sin embargo, los menores representan una parte creciente de casos de COVID-19 en Nevada. Hace un año, los niños y los adolescentes representaban el 14 por ciento de los casos mensuales, en comparación con el 18 por ciento actual.

Fisher dice que el personal del hospital trata de conversar con los padres sobre cómo vacunar a sus hijos elegibles cuando ingresan. La COVID-19 no es como otros virus, advierte, debido a la forma en que afecta el sistema inmunológico y el corazón.

"Tendemos a agrupar los virus", dijo Fisher. "Pero este es diferente".

Nate Young, de 11 años, prepare para una práctica de fútbol en Las Vegas el miércoles 18 de agosto de 2021. A Nate le diagnosticaron COVID-19 en junio. (Jeff Scheid / The Nevada Independent)

'Una enfermedad para no estar socializando'

De cara al otoño, los padres de niños no vacunados están equilibrando el deseo de mantener a sus familias seguras y saludables al mismo tiempo procurar que sus hijos obtengan las oportunidades educativas y de socialización que necesitan.

Sin embargo, es más fácil decirlo que hacerlo. Al menos una escuela del condado de Clark, la escuela primaria Frank Lamping en Henderson, retomó el aprendizaje a distancia esta semana y durante 10 días después de que varias personas dieron positivo al virus.

De acuerdo a un tablero que organiza el Distrito Escolar del Condado de Clark, ha habido 454 casos confirmados de COVID-19 en todo el distrito este mes, incluidos 115 en la última semana.

Pero el esfuerzo no se limita a proteger a los niños, destacó Brian Labus, profesor asistente de salud pública en la UNLV. Proteger a los niños significa cuidar a la comunidad en su conjunto.

“Los niños podrían contraer una infección y tener una enfermedad leve o asintomática, pero aún podrían servir como una fuente de infección incluso para las personas vacunadas en el hogar”, explicó Labus.

Los médicos y los expertos en salud pública han dicho que la mejor manera que tienen los padres de proteger a sus hijos no vacunados es acceder al contacto sólo con personas vacunadas. Pero también reconocen que mantener a los niños en una burbuja durante más de un año y medio es perjudicial.

Fisher dijo que si bien su hospital continúa viendo un aumento en los pacientes pediátricos con COVID-19, sigue estando "muy ocupado" con pacientes de salud mental infantil, y los niños a menudo esperan días en el hospital para recibir atención psiquiátrica a largo plazo.

“Creo que tiendo a ser muy sobreprotector como médico de urgencias pediátricas, pero reconozco que esta es una enfermedad no socializar también”, comentó Fisher.

Nate Young, de 11 años, camina a una práctica de fútbol en Las Vegas el miércoles 18 de agosto de 2021. A Nate le diagnosticaron COVID-19 en junio. (Jeff Scheid / The Nevada Independent)

Esperanza en el horizonte

Nichole, la madre de Nate Young, enfatiza que el último año ha sido muy complicado para su hijo. Ella dice que siempre ha sido un chico tímido, pero siente que el último año y medio lo ha hecho retraerse aún más.

Afortunadamente, el horizonte pinta bien. El cumpleaños número 12 de Nate es el miércoles. Su mamá quiere que se vacune lo antes posible.

¿Y en cuanto a cómo se siente Nate acerca de recibir la vacuna?

"Feliz", responde.

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