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Cómo el COVID-19 está agravando la batalla por la salud mental en universidades de Nevada

Jacob Solis
Jacob Solis
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Esta nota fue traducida al español y editada para mayor claridad a partir de una versión en inglés publicada en The Nevada Independent.

Esta primavera, Olivia Rothe estaba terminando su licenciatura en la Universidad de Montana. Mientras la rápida propagación del coronavirus cerraba el país en cuestión de semanas, ella estaba planeando dar un gran paso: Estudiar leyes en la Escuela de Derecho Boyd de la Universidad de Nevada, Las Vegas (UNLV, por sus siglas en inglés).

Pocos días después, se enteró de que las clases serían en línea — un entorno con el que no estaba familiarizada y no estaba preparada — y ahora en gran parte carece de una red de apoyo.

Aunque encontró un grupo de compañeros con los que podía estudiar y relacionarse, las barreras virtuales que originó el COVID crearon un aislamiento que ha fomentado su ansiedad y depresión.

"Ahora estoy sola con todo esto", dijo Rothe. “Aunque haya personas en la pantalla, y nos podamos mandar mensajes de texto y apoyarnos virtualmente; pero es muy diferente. Y realmente agrava todo el tipo de dificultades con las que tengo que batallar para simplemente, literalmente, levantarme de la cama".

La historia de Rothe sigue siendo tan sólo una entre los miles de estudiantes y profesores de las instituciones de educación superior de Nevada que han encontrado una nueva e intensa presión en su salud mental conforme ha empeorado la pandemia.

Rodrigo Vazquez es estudiante de posgrado en economía en UNLV. Dijo que durante mucho tiempo ha enfrentado problemas de salud mental, pero con frecuencia también ha buscado y recibido la ayuda que necesita. 

Pero conforme la pandemia ha continuado, encontrar un terapeuta o un psiquiatra significó pasar días o semanas revisando sitios de Internet y haciendo llamadas para finalmente asegurar una cita.

“Tuve la suerte de estar en un tipo de situación en la que pensaba, 'bueno, ¿sabes qué? Esto es algo que he querido abordar desde hace mucho tiempo y finalmente tengo tiempo para hacerlo”, comentó Vazquez. “Pero esa no es una realidad para todos”.

Sarah Kimball Stephenson, otra estudiante de primer año en la Escuela Boyd de UNLV, dijo que su semestre se echó a perder hace un par de semanas cuando estuvo en cama durante tres días justo antes de su primer examen final. Con náuseas y mareos durante la evaluación, Stephenson dijo que todavía estaba esperando los resultados de una prueba de COVID cuando habló con The Nevada Independent.

"Estaba acostada en posición fetal en mi cama, escribiendo las respuestas de la prueba en mi teléfono", dijo Stephenson. "Y en eso, no sé, bueno, sólo presioné enviar ... estaba muy resignada".

Estas son sólo una muestra de las muchas historias que enfrentan los estudiantes con diversas causas de tensión mental, acumuladas como nunca antes.

La perspectiva institucional

Jacqueline Pistorello, directora de Servicios de Consejería de la UNR, dijo que incluso antes de que ocurriera la pandemia, una historia de éxito a largo plazo durante la última década ha sido una amplia reducción en el estigma relacionado con los problemas de salud mental entre los estudiantes universitarios, en particular.

“La tasa de aumento en el número de estudiantes que buscan ayuda es en una multitud de, creo, cuatro [veces] mayor que el número de alumnos que se inscriben en la universidad”, dijo Pistorello. "Básicamente, aunque se están inscribiendo más estudiantes, muchos, muchos más están dispuestos a buscar [ayuda] de salud mental".

Sin embargo, Pistorello dijo que la clave para brindar servicios no se puede limitar sólo a los estudiantes que buscan ayuda por su cuenta. Casi 1,100 universitarios mueren por suicidio cada año en los Estados Unidos, y entre ellos, el 80 por ciento "nunca puso un pie [en] el centro de orientación universitaria", agregó Pistorello.

Aun así, ella consideró que uno de los beneficios de las condiciones creadas por la pandemia fue la rápida expansión de los servicios de teleterapia que se había estado gestando durante mucho tiempo.

Cambiando el rumbo desde arriba

Entre los directivos, todavía queda una pregunta más amplia sobre cómo abordar sistemáticamente la salud mental en los campus.

La canciller Melody Rose dijo que la asamblea del grupo de trabajo ya está en marcha y que está planeada para reunirse por primera vez a principios de enero. La canciller aseguró que espera que se produzcan “una serie de recomendaciones” que, idealmente, se puedan implementar en todo el Sistema de Educación Superior de Nevada.

Pero establecer esas soluciones se dará bajo un contexto de un millonario déficit de ingresos y recortes presupuestarios, donde el futuro financiero de todo el sistema — y ​del estado — permanece en el limbo antes de la Sesión Legislativa del próximo año.  

Rose dijo que esperaba que las restricciones en el presupuesto representaran un problema, aunque sería uno que se podría mitigar mediante sociedades con organizaciones sin fines de lucro, departamentos de salud u otros recursos externos.

Aún así, la canciller señaló estos problemas de salud mental como un tema clave no solo en sí mismos, sino también como un componente para mejorar el éxito de los estudiantes.

"Lo que digo es que la salud mental es tan fundamental para nuestro éxito en todos los demás aspectos, como sistema público de educación superior, que por eso es absolutamente necesario actuar ahora", dijo Rose.

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