Jornaleros en Las Vegas aprenden a pelear por sus derechos
Esta nota fue traducida al español y editada para mayor claridad a partir de una versión en inglés, que aparece en la página de The Nevada Independent.
Aún no eran las 7 de la mañana de este jueves, y ya se veía mucha actividad en el estacionamiento de un Home Depot en Las Vegas.
Unos cuantos hombres, con sus manos en los bolsillos, sus zapatos de trabajo salpicados de pintura, y tres capas de ropa lista para cualquier tarea que el día pudiera ofrecer, estaban parados cerca de las jardineras repartidas por todo el estacionamiento.
Una camioneta tipo pickup se acercó, y uno de los hombres se acomodó de un salto en el asiento del copiloto. Era un vehículo que lo llevaría a algún trabajo eventual en la ciudad.
Esa rutina, que comienza cada amanecer con un traslado en autobús hasta la esquina de una calle, ha sido la vida cotidiana de Leonardo durante los últimos cinco años. Es un inmigrante de Guatemala quien cruzó ilegalmente la frontera hace 10 años en busca de un mejor trabajo para sostener a su familia. Cuenta que soportó insultos y ha sido reportado a la policía, pero que lo han tratado bien porque tiene un historial limpio.
“Si está uno con temor siempre, pero no tengo ningún delito, bendito sea Dios”, dijo Leonardo — quien no quiso que se publicara su apellido — en una entrevista con The Nevada Independent. "Uno tiene que alimentar a su familia”.
Un nuevo centro de recursos que se inauguró el viernes busca empoderar a jornaleros como Leonardo, que viven al día y están sujetos al robo de su salario y otros abusos mientras realizan tareas por debajo del agua. Trabajadores que a menudo se niegan a denunciar el maltrato porque podrían ser deportados.
Los jornaleros que visitan el Arriba Las Vegas Worker Center en el centro de Las Vegas pueden obtener certificaciones de OSHA en seguridad laboral, ayuda para presentar denuncias por robo salarial y aprender técnicas de negociación extra-judiciales para obligar a los empleadores a cumplir con sus obligaciones.
Dichos centros son comunes en California, pero este es el primero en Nevada y el primero que la National Day Labor Organizing Network abre bajo el gobierno de Trump. La apertura del centro se da en un momento donde la economía del Estado de Plata se está recuperando — están en marcha proyectos de construcción para el estadio de los Raiders, la expansión del Centro de Convenciones de Las Vegas y nuevas viviendas — y el estado proyecta un déficit de 10,000 personas en el sector de la construcción.
Como lo describe el director de la red, y ex jornalero, Pablo Alvarado, no son las personas que sostienen antorchas en una marcha nacionalista de anglosajones quienes hacen la mayor parte del trabajo en Las Vegas o en ciudades donde los desastres naturales han arrasado con fraccionamientos enteros. Esto se hace con la mano de obra de los inmigrantes, incluyendo a algunos que viven entre las sombras.
"En Las Vegas, así como en el país, la mayoría reconoce que si acepta el fruto del trabajo de los indocumentados, deberían aceptar su humanidad", dijo. "Y aceptar su humanidad significa darles sus derechos, reconocer quiénes son, protegerlos cuando estén en el lugar de trabajo, asegurar que las instituciones que se supone que deben administrar justicia estén a su alcance”.
"Ustedes toman mi trabajo", agregó, "entonces denme mis derechos".
El mercado y los retos
Una encuesta que realizó la red en 18 sitios de trabajo informal en el sur de Nevada — incluso afuera de las grandes ferreterías y viveros — ayuda a formarse una mejor idea del sector obrero en Las Vegas.
Con base en las encuestas respondidas por 188 participantes acerca de su semana de trabajo anterior, el informe concluye que poco menos de la mitad de las personas que buscan trabajo en un día determinado lo consigue. Los trabajos más comunes son mudanzas (37 por ciento) r jardinería (31 por ciento) y construcción (11 por ciento).
El noventa y cuatro por ciento de los obreros son inmigrantes. El salario promedio para los trabajos es $20 la hora.
"En general, el salario medio por hora para la mayoría de los jornaleros en Las Vegas es adecuado", concluyó el informe. "Sin embargo, muchos trabajadores son contratados por menos de un día completo, lo que resulta en ingresos que corresponden con niveles de pobreza".
El informe detalla la manera en que los empleadores engañan a las personas que recogen en las esquinas, y encuentra que las prácticas son comunes — un tercio de los encuestados declararon haber experimentado alguna forma de robo de su salario en los dos meses previos a la encuesta.
A veces los empleadores se niegan a pagar, hacen falsas promesas de que les pagarán más tarde o al finalizar un trabajo de varios días, o agregan tareas a la carga habitual del jornalero sin proporcionar un pago adicional. Además están las condiciones riesgosas en las que trabajan —el 28 por ciento dijo haberse lesionado en el trabajo el año pasado, y el 71 por ciento afirmó no haber sido capacitado en temas de salud y seguridad, que podrían haber sido útiles para su trabajo.
El robo del salario es algo que Leonardo dijo haber experimentado más de una vez.
Recordó que una vez él y otros cuatro jornaleros aceptaron un trabajo en el que cada uno iba a recibir $60. Después de haber empacado un camión de mudanzas, la persona que los contrató empezó a discutir con ellos y a insultarlos. Luego les redujo el salario a $50 dólares, y cuando la jornada laboral terminó, no recibieron ni un centavo.
En otra ocasión, la persona que le ofreció trabajo lo dejó a su suerte al final de la jornada.
“Una vez me dejaron tirado por ahí, lejos”, dijo Leonardo. “Fui con un señor, le hice un trabajo de jardinería, y pues ya hecho el trabajo, me dijo: ‘Mira, ya no tengo más dinero. No te voy a poder dar lo que te dije’, me dio cierta cantidad y luego me dijo: ‘Y tampoco te puedo ir a dejar a donde te recogí. Me aguanté y tuve que caminar por tres horas. Era verano”.
Miedo a la policía
La policía de Las Vegas dice que recibe quejas referentes a jornaleros, aunque no se asignan ni se investigan por separado.
"Probablemente lo más común han sido los casos de fraude en los que alguien los contrata por una cierta cantidad de dinero y terminan sin pagarles", dijo el oficial Jacinto Rivera. "Es simplemente personas que se aprovechan de ellos porque sienten que son indocumentados, ellos no tienen ningún recurso así que no pueden reportar nada a la policía, y definitivamente ese no es el caso".
De hecho, el 47 por ciento de los encuestados manifestó temer que si denuncia un delito a la policía, las autoridades utilizarán esa información para detenerlos a ellos o a un conocido por violar las leyes de inmigración.
En casos extremos, los jornaleros — quienes suelen llevar dinero en efectivo después de finalizar un trabajo — son asesinados para quitarles su sueldo. En el 2003, el trabajador Benito Zambrano López, de 48 años de edad, fue golpeado por tres hombres cuando regresaba a casa después de trabajar en una tienda en Las Vegas y fue mortalmente balaceado tres veces. La policía dice que el móvil fue el robo.
Rivera dijo que la queja más común que reciben proviene de negocios que piden a los oficiales de policía que saquen a los obreros de su propiedad por allanamiento.
"Intentamos educar [a los trabajadores] para hacerles saber que el estar allí para trabajar no les da derecho a permanecer en una propiedad privada", dijo. "Si usted está enfrente de un Home Depot y ellos no quieren que esté allí, no importa que no esté haciendo nada. Es su propiedad, y es privada, y tienen derecho a pedirle que se vaya".
Pero Rivera enfatizó que la policía Metropolitana no es una extensión del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) y quiere que la gente reporte si es víctima de un crimen. Los oficiales de la policía no van a alertar a los funcionarios de inmigración si sospechan que alguien es indocumentado, a menos que revisen su nombre en una base de datos y encuentren que ICE tiene una orden de aprehensión para esa persona.
"Los tratamos como a cualquier otra persona con la que nos topamos. Su estatus migratorio no es relevante. Por lo tanto, si se trata de un delito según la ley municipal, del condado o estatal, entonces nos involucraremos, pero si es simplemente un informe de que alguien piensa que hay personas ilegales ahí afuera, les aconsejamos… llamen a ICE".
Las encuestas, sin embargo, cuentan una historia diferente. El 12 por ciento de los trabajadores nacidos en el extranjero dijo a los encuestadores que los oficiales de policía les han preguntado su estatus migratorio mientras se encuentran en el lugar de trabajo; aunque esta práctica viola la política de Metro, algunos dicen que los oficiales les han pedido su número de Seguro Social — algo que los autores de los informes sostienen que equivale a preguntar si están legalmente en el país —.
Trabajadores como Leonardo enfrentan un evidente riesgo de deportación. El trabajador dijo a The Nevada Independent que su travesía desde Guatemala hace una década fue principalmente en autobús, pero también incluyó tramos donde tuvo que caminar, pasar hambre y aguantar los insultos de los coyotes (traficantes de humanos) a quienes pagó para que lo ayudaran a realizar el viaje.
Leonardo vivió en Illinois hasta hace cinco años, cuando se mudó a Las Vegas, donde vive solo. Aquí trabaja en carpintería, albañilería y jardinería, oficios que aprendió en su país de origen y que ha perfeccionado durante 40 años.
Un complejo panorama político
Aunque en Las Vegas tiene un historial de sindicatos sólidos como la Unión Culinaria, Alvarado dijo que el centro Arriba ayudará a dar voz a un sector que es esencialmente invisible y cuyos trabajadores no pueden negociar de manera colectiva porque tienen un patrón nuevo todos los días.
El centro ya ha ayudado a Jaime, un inmigrante indocumentado y padre de cuatro hijos, originario de la Ciudad de México, quien este jueves buscaba trabajo de plomería, electricidad o pintura en el estacionamiento de un Home Depot.
Durante siete años, se ha despertado a las 5 de la mañana para dirigirse a las esquinas. No es fácil. Dijo que los empleadores a veces se desquitan con los trabajadores, se enojan, o abusan verbalmente de ellos.
A pesar de las circunstancias, Jaime dijo que siempre está buscando oportunidades para mejorar. Ha tomado clases de inglés en centros comunitarios y también está visitando regularmente el centro Arriba, que tuvo una inauguración informal en noviembre.
“Ya fui a la clase de OSHA. He aprendido cosas como seguridad y de qué manera uno puede protegerse de las personas que abusan”, dijo. “Cuando uno empieza a ir a estas clases, entiende que también hay derechos para uno como jornalero”.
El grupo tambien espera abogar por cambios en la legislación de Nevada que mejoren la situación de los jornaleros. Aunque el comisionado laboral de Nevada escucha casos de robo de salarios a trabajadores indocumentados, quiere que la comisión amplíe los programas alcance comunitario tanto en inglés como en español, directamente en los puntos ubicados por toda la ciudad donde se recoge a los trabajadores, para así educarlos en cuanto a sus derechos.
También quiere que los legisladores fortalezcan estatutos para ayudar a que los trabajadores vulnerables recuperen sus salarios robados, y aumentar las penas para los empleadores que violen la ley. Además, quiere que la ciudad de Las Vegas finalice su colaboración 287(g) con ICE, que permite a los agentes de la policía local llevar a cabo ciertas responsabilidades federales de inmigración. (Metro dice que su objetivo de participar voluntariamente en el programa es permitir a los oficiales locales entregar a los delincuentes a las autoridades federales y asegurar que no reincidan).
Pero el movimiento está ocurriendo en medio un clima difícil a nivel nacional y local.
Alvarado dijo que el gobierno de Trump está tratando de “crear caos y difundir el miedo", deportando a personas para que los trabajadores indocumentados le tengan miedo al propio gobierno, resaltando los crímenes cometidos por inmigrantes para que los estadounidenses teman a los inmigrantes, y reteniendo los subsidios federales para generar dudas entre los electores ante políticos progresistas que quieren crear ciudades santuario.
Alvarado quiere que la comunidad empiece a poner dinero en el centro para que se pueda ayudar a más de un empleado, aunque no tiene mucha fe en que ninguno de los partidos se sume completamente a la causa. En Nevada, las campañas Republicanas están usando una cruzada en contra de las ciudades santuario como un punto de propaganda, pero los Demócratas no han levantado con fuerza sus voces en contra, y se alejaron de una propuesta en la primavera pasada que habría limitado la cooperación de la autoridad local con ICE.
"Tanto los Republicanos como los Demócratas son opresores de nuestra comunidad. Algunos de ellos lo hacen menos que otros", señaló Alvarado, recordando que hubo un alto número de deportaciones durante la administración de Obama. "No espero que los Demócratas vengan a defendernos. Van a doblegarse a cambio de sus intereses políticos".
Alvarado espera que la gente pueda ver más allá del estatus migratorio y apoyar a los trabajadores marginados en defensa de los derechos humanos básicos.
"En mi opinión no hay ley, no hay ninguna institución, no hay un gobierno, no hay ninguna fuerza militar, que esté por encima de la necesidad de una madre o de un padre de proveer para su familia", dijo. "Y eso es el mandato sagrado de Dios. Decimos que somos una nación cristiana. ¿Por qué no le damos esa oportunidad a la gente?"
Day Labor in Las Vegas: Employer Indiscretions in Sin City by Michelle Rindels on Scribd