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Para familias con varios hijos, la lentitud del Internet aumenta las frustraciones del aprendizaje remoto

Jackie Valley
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Esta nota fue traducida al español y editada para mayor claridad a partir de una versión en inglés que aparece en The Nevada Independent.

Si hay algo que Kennet Guerra ha aprendido este año es a tener paciencia.

El estudiante de décimo grado, quien asiste a Valley High School, ha estado batallando con problemas crónicos de Internet durante el aprendizaje a distancia. Imágenes que se congelan en las pantallas. Tiempos largos de descarga. Programas que se cierran de manera repentina. 

“A veces entro tarde”, dijo, refiriéndose a las clases virtuales vía Google Meet. “A veces no. A veces se pasma a mitad de la clase".

Los problemas se agudizaron especialmente hace unas semanas, cuando su familia dependía únicamente del internet residencial a bajo costo proporcionado por Cox Communications a través de su programa Connect2Compete.

La familia de Guerra ha comprado internet a través de ese programa, que cuesta $9.95 dólares al mes, durante dos años y, hasta que el coronavirus obligó a las escuelas a ofrecer educación a distancia, funcionó bien. Pero Guerra y sus cuatro hermanos — quienes están en preescolar, segundo, quinto y sexto grado — de repente necesitaron Internet al mismo tiempo, y ya no solo para navegar.

El aprendizaje remoto requiere la participación en clases impartidas a través de plataformas de videoconferencia, pero todas esas actividades han saturado el Internet.

El resultado fue un dolor de cabeza diario para toda la familia. Su madre, Angeles Guerra, dijo que las escuelas les han puesto falta a sus hijos debido a los problemas de conectividad.

“Ha sido muy difícil para mí”, dijo. “Primero, no hablo inglés. En segundo lugar, me cuesta entender cómo usar la computadora. Intento buscar ayuda en otros lugares, pero ha sido difícil”.

El caso de la familia Guerra pone de relieve otra arruga en la brecha digital amplificada por la pandemia en curso. Mientras los distritos escolares se apresuraban a equipar a cada estudiante con Internet y una Chromebook, computadora portátil u otro dispositivo, surgió un nuevo desafío: las conexiones a Internet que no pueden respaldar el aprendizaje en línea.

Adrian Guerra, un estudiante de preescolar en Will Beckley Elementary School, asiste a la escuela de forma remota desde la casa de su familia en Las Vegas el jueves 19 de noviembre del 2020. (Foto: Cortesía de la familia Guerra).

El Equipo de Liderazgo de Padres, que se enfoca en los problemas que afectan a las familias hispanas y es impulsado por Opportunity 180, una organización educativa sin fines de lucro, encuestó a más de 100 familias en septiembre y octubre y descubrió que una principal preocupación para muchos era una conexión inadecuada de internet, particularmente para quienes tienen niños de diferentes edades.

Selene Lozada, coordinadora de Opportunity 180, comentó que familias del sur de Nevada dijeron al Equipo de Liderazgo de Padres que las escuelas de sus hijos les mandaron avisos de faltas debido a la asistencia irregular a las clases virtuales. Lozada agregó que las finanzas del hogar agravan el problema porque para muchas familias la solución no es tan sencilla como actualizar su plan de Internet.

“Este es realmente un gran problema porque no pueden pagar más”, recalcó. “Algunos de ellos (no) tienen trabajo”.

Funcionarios de Connecting Kids, la asociación público-privada que se creó para abordar las brechas tecnológicas, dijeron que están al tanto del problema. El programa Connect2Compete de Cox — que el Distrito Escolar del Condado Clark subsidia con fondos de la Ley CARES para familias elegibles de bajos ingresos — brinda Internet con varias velocidades de descarga.

Un portavoz de Cox Communications dijo en un correo electrónico que Connect2Compete "sí apoya a varios niños en un hogar", aunque la compañía ha estado aconsejando a las familias que sigan las recomendaciones como, por ejemplo, no activar su cámara de video.

"A veces, los problemas de banda ancha no están relacionados con el servicio Cox sino con otros dispositivos en el hogar", explicó la compañía en un comunicado. "Por ejemplo, otras personas en casa mientras los niños están aprendiendo no deben conectar sus teléfonos móviles u otros dispositivos a la red Wi-Fi".

Aun así, Connecting Kids ha estado ofreciendo a familias con más de tres niños en edad escolar puntos adicionales de acceso WiFi si experimentan una conexión lenta que afecta el aprendizaje remoto, dijo Punam Mathur, directora ejecutiva de Elaine P. Wynn and Family Foundation.

Pero el apoyo para el Internet viene con una advertencia: las familias que reciben Internet subsidiado se deben abstener de hacer su propio trabajo remoto utilizando la misma señal WiFi durante el horario escolar de sus hijos.

La familia Guerra, que no puede pagar un plan más caro, recibió un punto de acceso hace varias semanas para aumentar la capacidad de Internet de la familia. Angeles Guerra calificó el hotspot como un recurso de “gran, gran, gran ayuda”, y señaló que desde su llegada, sus hijos han experimentado una sola desconexión de sus clases virtuales.

Lozada dijo que es fundamental que más familias reciban apoyo similar porque la brecha tecnológica está agudizando los problemas de rendimiento académico a largo plazo.

El Distrito Escolar del Condado Clark se ha comprometido con el aprendizaje a distancia hasta el final del primer semestre, e incluso si reanuda la enseñanza presencial en algún momento en enero, será a través de un modelo híbrido; lo que significa que los estudiantes asistirán a la escuela en persona dos días a la semana y trabajarán de forma remota los otros tres días.

Los educadores tampoco ignoran la gravedad de la situación. Dillon Booker, un maestro de inglés en Cheyenne High School, dijo que superar los problemas tecnológicos se ha convertido en parte del curso durante la educación a distancia. Por lo general, les cree a los estudiantes cuando culpan al Internet por haber faltado a clase.

Para Kennet Guerra, lidiar con la lentitud del Internet se convirtió en algo natural a principios de este año. Sin embargo, el nuevo punto de acceso de la familia ha reducido esos tiempos de espera y sus distracciones.

Pero el apoyo tecnológico no ha convencido a su madre de que las escuelas deberían seguir funcionando virtualmente en el futuro previsible. Ella ve un doble criterio en la respuesta de la comunidad hacia el COVID-19.

“No salgo mucho, pero veo gente en los parques y en las tiendas”, dijo. "Y estamos preocupados por las escuelas, pero no nos preocupamos por andar en público".

Desde mediados de marzo, el hogar de su familia ha sido la escuela; con o sin una buena conexión de Internet.

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