La pandemia hace que se renueve la atención hacia la salud mental de los estudiantes
Esta nota fue traducida al español y editada para mayor claridad a partir de una versión en inglés publicada en The Nevada Independent.
La asistencia irregular de una estudiante de secundaria a sus clases virtuales preocupó a sus maestros y resultó en una visita a su domicilio a principios de septiembre.
Lloyd Goldberg y Joel Bradley, quienes interceden a favor del éxito estudiantil en Jerome Mack Middle School, fueron a averiguar por qué la alumna estaba faltando.
Ambos se encontraron con un apartamento con unos cuantos muebles, como una silla de playa y una mesa que la estudiante estaba usando para sus clases remotas. Por la noche, ella dormía en el suelo.
Cuando el coronavirus llevó al Distrito Escolar del Condado Clark — y a otros en todo el estado y la nación — a implementar la educación a distancia, comenzó una lucha para equipar a cada niño con una computadora portátil o Chromebook y acceso a Internet.
La escena inspiró una campaña de donación en la escuela que condujo a la entrega de dos camas, una mesa, una silla y un escritorio para el apartamento de la estudiante.
La visita al domicilio de la alumna originó un programa piloto orientado a la salud mental en una docena de escuelas del Condado Clark.
El programa Lifeline es operado por personal voluntario de cada escuela quienes entran en acción cuando hay un estudiante potencial en crisis con base en datos académicos, exámenes de salud mental, llamadas de los padres de familia o referencias de maestros.
Algunos voluntarios hacen visitas domiciliarias. Otros llevan a los estudiantes al campus. Cualquiera que sea el método que usen, la meta es asegurar el bienestar del alumno.
Hace poco, Jessica Houchins, consejera de Jerome Mack Middle School, visitó a un estudiante que estaba tan asustado por el COVID-19, que no ha salido de su casa desde marzo. También conversó con un niño que lloró durante una hora porque extrañaba a sus amigos; ayudó a una niña que se escapó y fue agredida sexualmente; llevó útiles a un estudiante que vivía en una camioneta con su familia; y brindó consejería a otros estudiantes que se lastiman a sí mismos, o han expresado pensamientos suicidas.
Funcionarios escolares dicen que la pandemia ha amplificado la crisis actual. Desde que comenzaron las clases en agosto, doce estudiantes en el Condado Clark se han suicidado. Esa cifra ya supera todo el año escolar 2019-2020, cuando menos de 10 estudiantes se quitaron la vida.
Esta cruda realidad ha acelerado las conversaciones en todo el estado acerca de cómo proteger a los niños, muchos de los cuales no asisten a los salones de clases.
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Alison Clark, psicóloga del Distrito Escolar del Condado Clark, dijo que los estudiantes estaban en crisis antes de la pandemia. Ella explicó que durante años el personal de la escuela ha estado en alerta máxima, buscando señales de que los estudiantes puedan estar considerando lastimarse a sí mismos o a otros.
“Los niños están batallando”, dijo Clark. “Los adultos están batallando, pero los niños son bastante vulnerables en este momento. Se sienten más aislados que nunca. Algunos tienen padres que trabajan y están realmente solos".
Navegar con las clases a distancia puede ser un factor estresante, dijo Katie Dockweiler, directora de relaciones gubernamentales de la Asociación de Psicólogos Escolares de Nevada. De pronto, ellos se tienen que encargar de organizarse y de sus horarios.
El tema de la salud mental fue una prioridad durante una reunión de la Junta Directiva Escolar del Condado Clark a principios de octubre, cuando el personal del distrito dio a conocer algunas tendencias preocupantes.
Los suicidios de jóvenes aumentaron, pero las referencias o llamadas a varios servicios de apoyo como The Harbor o SafeVoice disminuyeron.
Los datos parecían confirmar que los estudiantes probablemente estaban pasando por más problemas de salud mental, pero la falta del contacto en persona había dado paso a que se reportaran menos incidentes.
Punam Mathur, directora ejecutiva de Elaine P. Wynn and Family Foundation, y quien ha desempeñado un papel fundamental en una asociación público-privada que busca cerrar la brecha digital, preguntó qué podría hacer el distrito por la salud mental de los estudiantes. La conversación originó el programa Lifeline.
Una clave detrás del éxito de ese programa es una encuesta sobre el bienestar de los estudiantes basada en una nueva empresa de tecnología llamada Panorama Education.
El cuestionario sirve como una "luz de advertencia" para la salud mental de los niños. Hasta el 23 de noviembre, en la docena de escuelas piloto donde se aplicó la encuesta Panorama, se generaron 1,169 sesiones virtuales de salud mental y 286 en persona con estudiantes, indicaron funcionarios del distrito.
La encuesta también ha resultado en nueve protocolos relacionados con el suicidio, que se activan cuando un estudiante se lastima a sí mismo, está pensando en hacerlo, o expresa pensamientos suicidas.
Para el personal de Jerome Mack Middle School, fue fácil poner a prueba el programa Lifeline. Ahora, el equipo de bienestar de la escuela está formado por trabajadores sociales, consejeros, intercesores para el éxito de los estudiantes y supervisores de seguridad que han ido de puerta en puerta — con cubrebocas, por supuesto — para ver cómo están los estudiantes.
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Reggie Burton escuchó el llamado de ayuda de la comunidad. Hace poco participó virtualmente en una clase de una preparatoria en Henderson para hablar sobre salud mental.
Es un tema cercano a su corazón. Su hijo de 22 años, Avery, se suicidó en el 2017 después de pasar por un episodio depresivo grave. Poco antes de su muerte, Avery, un atleta y un estudiante destacado, se había graduado de la universidad y planeaba obtener un doctorado en fisioterapia.
La tragedia llevó a Burton a formar la Fundación Avery Burton y ayudar a otros a aprender primeros auxilios de salud mental, lo que implica escuchar sin juzgar, evaluar el riesgo de suicidio o daño, ofrecer tranquilidad y fomentar estrategias de apoyo profesional.
Pueden pasar años, incluso décadas, antes de que la sociedad se dé cuenta de qué tan profundamente habrán afectado estos tiempos sin precedentes a sus familiares más jóvenes.
El mensaje de los profesionales de la salud y miembros de la comunidad para padres de familia y cuidadores de niños es el siguiente: Escuchen lo que dicen los muchachos y pidan ayuda a las escuelas.
"Acceda a esos recursos", dijo Loudon. "Hay muchas personas que realmente quieren ayudar".