Esta nota fue traducida al español y editada para mayor claridad a partir de una versión en inglés.

Se conoció como “La Ola”.

“Oleadas de inmigrantes ilegales atraviesan nuestra frontera, se unen a pandillas violentas y obligan a las familias a vivir con temor”, dice el narrador de un anuncio político mientras se ven imágenes de una pareja anglosajona colocadas bajo la palabra “miedo”.

Emitido a pocos días de las elecciones de medio término del 2010, "La ola" fue una de las últimas estrategias de la candidata Republicana al Senado Sharron Angle contra el veterano Senador Demócrata Harry Reid, en lo que fue una serie de anuncios donde se referían a él como “el mejor amigo que jamás haya tenido un inmigrante ilegal”.

El mensaje de Angle generó críticas de Demócratas y grupos hispanos por considerarlo abiertamente racista, aunque la campaña de la candidata argumentó que el anuncio era sobre “el estado de derecho”.

Angle recaudó casi inmediatamente $150,000 dólares después de la polémica.

Algunos plantearon que las posiciones de línea dura de Angle sobre la inmigración estaban aislando a un bloque cada vez más importante de votantes latinos.

Doce años después, lo viejo se ha vuelto nuevo otra vez.

Durante semanas se han publicado anuncios en Nevada que apuntan a la frontera sur, mostrando imágenes que sobreponen a pandilleros tatuados con políticos rivales; en medio no sólo de un aumento en estadísticas de delitos violentos, sino con el mayor número de migrantes en la frontera entre los EE.UU. y México en dos décadas.

Estudios muestran que hay poca o ninguna evidencia real de que los niveles más altos de inmigración correspondan con tasas más altas de delincuencia, incluso cuando esos inmigrantes son indocumentados.

Aunque existen “preocupaciones concretas” sobre el aumento de los delitos violentos después de la pandemia, Charis Kubrin, profesora de criminología e investigadora de la Universidad de California, Irvine, dijo que cualquier vínculo con la inmigración está “completamente politizado”.

Mensajes de campañas

En el centro de la contienda 2022 está el Alguacil del Condado Clark, Joe Lombardo, quien ha vinculado su campaña a su mandato como jefe del departamento de policía.

Buscando debilitar la presunta ventaja del alguacil, el Alcalde de North Las Vegas, John Lee, inició una campaña publicitaria que dice que Lombardo "ama las ciudades santuario".

Esas palabras aparecen sobre imágenes de Lombardo, el Gobernador Demócrata Steve Sisolak, y en el centro, la única foto presentada a todo color: Un trío de pandilleros de la MS-13 tatuados, todos hispanos.

El sitio de internet del abogado de Reno, Joey Gilbert, recalca que Nevada “no se puede permitir el lujo de aceptar a solicitantes de asilo”.

El ex Senador Republicano por Nevada Dean Heller a menudo ha sido el primero para atacar a Lombardo, diciendo en un foro de candidatos: “Si tienes una ciudad santuario, tienes una comunidad peligrosa. Practicas atrapar y soltar, y tienes una comunidad peligrosa”.

El término “ciudad santuario” no tiene una definición legal precisa en Nevada, y se ha utilizado para describir leyes estatales y locales que han buscado limitar la cooperación entre la policía local y las agencias federales de inmigración.

Aunque algunas ciudades y estados han implementado algún tipo de ley santuario formal, Nevada no lo ha hecho.

Sin embargo, el Departamento de Policía Metropolitana de Las Vegas (LVMPD) en 2019, bajo Lombardo, terminó la cooperación con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) a través del controvertido programa 287(g).

En su momento, Lombardo dijo que el fallo judicial que impulsó esa decisión fue “un revés”, pero el periódico Las Vegas Review-Journal reportó el año pasado que LVMPD siguió trabajando discretamente con ICE para ayudarlos a detener a inmigrantes indocumentados encarcelados por delitos no violentos.

Desde entonces, Lombardo se ha irritado por las críticas de "santuario", diciendo que estaba “cansado de escuchar lo mismo”.

Kubrin dijo que cualquier vínculo entre delitos de drogas y los inmigrantes como grupo, aunque razonable, era muy poco probable, ya que las tasas más bajas de delincuencia en áreas con mayor cantidad de inmigrantes reflejan el comportamiento tanto de los inmigrantes como de la población nacida en el país.

“De acuerdo con mucho del trabajo que otros y yo hemos hecho, encontramos que la presencia de inmigrantes indocumentados no tiene ninguna relación, es esencialmente una relación nula, con el crimen violento”, explicó Kubrin.

Aun así, Kubrin agregó que la ausencia de un vínculo entre la inmigración y el crimen no significa que ninguno de los dos temas sea urgente por derecho propio o que no merezca la atención de los formuladores de políticas.

“Pretender que no sucede nada en la frontera y que no necesitamos revisar nuestra política de inmigración también es problemático”, indicó.